Gracias a todos y todas por vuestros comentarios en el post anterior.
Efectivamente, era él, Marcello. Escogí esa imagen porque lo admiro profundamente y porque en ese momento representaba todo lo que sentía: la necesidad de estar en otro lugar, la melancolía indefinible que me inunda en este tiempo postnavideño, la añoranza de la felicidad y el mar -por supuesto, el mar-.
También porque era una imagen limpia, vacía y silenciosa, porque el pañuelo rojo me parece un fantástico mensaje secreto de elegancia y rebeldía, porque -una vez más- me hace sentir cerca de Italia, y porque me daba esa sensación de página en blanco que tengo todos los principios de año.
Porque empezar el año es como empezar un cuaderno. Uno de esos objetos primorosos de tapas duras y hojas prístinas que atesoras con mimo durante mucho tiempo hasta que te decides. Y un día lo abres mientras en tu cabeza empiezan a dibujarse proyectos, deseos, planes fantásticos, propósitos y metas olvidadas que te propones rescatar... Entonces mi mano se agarrota ante la página en blanco, pienso si ese será el bolígrafo adecuado, si estoy en el margen preciso, si lo estropearé todo con una torpe caligrafía, con un borrón o llenándolo de estupideces.
También porque era una imagen limpia, vacía y silenciosa, porque el pañuelo rojo me parece un fantástico mensaje secreto de elegancia y rebeldía, porque -una vez más- me hace sentir cerca de Italia, y porque me daba esa sensación de página en blanco que tengo todos los principios de año.
Porque empezar el año es como empezar un cuaderno. Uno de esos objetos primorosos de tapas duras y hojas prístinas que atesoras con mimo durante mucho tiempo hasta que te decides. Y un día lo abres mientras en tu cabeza empiezan a dibujarse proyectos, deseos, planes fantásticos, propósitos y metas olvidadas que te propones rescatar... Entonces mi mano se agarrota ante la página en blanco, pienso si ese será el bolígrafo adecuado, si estoy en el margen preciso, si lo estropearé todo con una torpe caligrafía, con un borrón o llenándolo de estupideces.
Así estoy hoy. Mirando la foto de Marcello. Anestesiada después de haber subido a este carrusel anual de buenos deseos, consumo y Paz. Sí, sobre todo, mucha Paz. Y observo mi mano temblorosa que no se decide, que titubea acariciando el papel mientras el tiempo pasa.
9 comentarios:
Espero que esas hojas en blanco te relajen, a mi siempre me gusto el aroma colegial de un block de notas, espero que presiones bien la pluma para escribir com firmeza esos buenos propósitos y que no se tuerzan.
Besitos de trazo grueso ;)
Yo también adoro a este actor grandioso, y quizás uno de los especímenes más hermosos que se a somado jamás a las pantallas de cine. Para mi, será siempre el "altr-ego" de Fellini en su mejor época (era "tonto" don Federico, al elegir a semejante especimen de belleza como "trasunto" de si mismo en "La dolce vita" u "8 1/2").
Yo, también adoro Italia, a Fellini y a Mastroianni, ni que decir tiene.
Feliz año, Lula (¿lo celebraste con lentejas?).
Lo importante es que llenes de tí esa página en blanco y muchas más, de una forma tan intensa y vital como has hecho hasta ahora, Lula, sigue así, cara.
¿Lo has leído?
“Me acuerdo de H.G. Wells, Simenon, Ray Bradbury. Me acuerdo que Fellini me llamaba Snaporaz. Me acuerdo de la primera vez que he visto las montañas, y la nieve, y la emoción que he sentido. Me acuerdo de las manos de mi tío Umberto, manos fuertes como tenazas, manos de escultor. Me acuerdo del silencio que envolvió al restaurante “Chez Maxim´s” cuando apareció Gary Cooper en esmoquin blanco. Me acuerdo de la nieve sobre la Plaza Roja, en Moscú. Me acuerdo que he visto mi primera película en Turín: “Ben Hur“, con Ramón Novarro. Tenía seis años. Me acuerdo de una noche de verano con olor a lluvia. Me acuerdo de la hermosa cabeza blanca del arquitecto Ridolfi, mi profesor de dibujo arquitectónico. Me acuerdo de un sueño en el que alguno me dice que debo llevarme los recuerdos de la casa de mis padres. Me acuerdo de la sensación de silencio y de luz suspendida sobre la ciudad de Jerusalén como un vapor místico. Una vez, me acuerdo, he soñado con vivir en un dirigible. O quizá en una astronave. Me acuerdo de la música de “Stardust“. Era antes de la guerra. Bailaba con una muchacha que llevaba un vestido de flores. Me acuerdo de los primeros dibujos de mi hija Bárbara. Me acuerdo de la ligereza constante de Fred Astaire”.
Algo intuí con ese silencio, pero sabes muy bien que eres brillante cuando escribes. Y si no, mira como esperamos ansiosos tus palabras, tu moleskine abarrotada de mensajes viajeros, las hojas llenas de apuntes y ese aroma indefinible de una hoja limpia recien estrenada.
Te quiero mucho.
ATIKUS: lo bueno de los propósitos es que es una gozada no cumplirlos. Es más, cuando los incumples, después de una pizca de culpabilidad, empiezas a pensar ¿pero cómo se me ocurre plantearme dejar de meterme el dedo en la nariz? Vaya chorrada!
Besos con propósitos y sin ellos.
KOOlAU: no, no comí lentejas pero descorché una botella de champán justo con la última campanada. Tanti auguri per te!!!
MAD: gracias por tus palabras Mad, pero no siempre una se siente lo superwoman que debería...
Besazos.
NOMES: efectivamente, una maravilla de libro. Con la justa dosis de melancolía y vitalismo que hacen de Marcello todo lo que es. Baci per te.
EVA: yo también te quiero. Y mucho, mucho.
La mirada de Marcello siempre es un consuelo grande para los que andamos desubicados por el mundo. Porque que es mejor que encontrarse frente a los ojos de un grande como el gran Marcello. Muchos besos.
Gracias por ofrecernos estas dos fotos de Marcello para empezar el año, a mi también me da una gran paz y serenidad ver cualquier fotografía suya, o leer tus memorias (que te recomiendo si no has leído, nomesploraria ha puesto un párrafo arriba)...
Te deseo lo mejor para el año que empieza, Lula, en el que hay tantas páginas por llenar de garabatos, dibujos y fotografías.
Un beso
Ahhhhhhhhh...Marchellllo...me pido un poster tamaño 10x5....metros...
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