viernes, 22 de marzo de 2013

COMO SI NADA FUESE VERDAD




Recuerdo
también, en una hermosa tarde
que regresaba a casa… Una mujer
se desplomó a mi lado replegándose
sobre sí misma, silenciosamente
y con una increíble lentitud –la tuve
por las axilas, un momento el rostro,
viejo, casi pegado al mío.
Luego, sin comprender aún,
incorporó unos ojos donde nada
se leía, sino la pura privación
que me daba las gracias.
Me volví
penosamente a verla calle abajo.
No sé cómo explicarlo, es
lo mismo que si todo,
lo mismo que si el mundo alrededor
estuviese parado
pero continuase en movimiento
cínicamente, como
si nada, como si nada fuese verdad.
Cada aparición
que pasa, cada cuerpo en pena
no anuncia muerte, dice que la muerte estaba
ya entre nosotros sin saberlo.
Vienen
de allá, del otro lado del fondo sulfuroso,
de las sordas
minas del hambre y de la multitud.

(Fragmento de Los Aparecidos. Gil de Biedma)

martes, 12 de marzo de 2013

INVIERNO


Todos los días conduzco a través de un indescriptible paisaje industrial. Siempre me acompaña un tren que se aleja silencioso, envuelto en nostalgia de viaje. Siempre el mismo hombre de las muletas, de la pierna amputada, del chándal barato que fuma en la puerta de un mísero bar. Compruebo que siguen las dos ecuatorianas en la parada del autobús, que llevan sus bolsas de plástico en las que guardan la bata y las zapatillas con las que trabajan en las casas de los ricos, más allá, mucho más allá de las grúas y las casas baratas. Atravieso barrios humildes de ventanas pequeñas y ropa tendida ¿por qué los ricos no tienden la ropa?. 
Llego a mi trabajo, en un edificio público y despintado que se erige como un barco varado en la cima de una montaña. Un barco expuesto a la ventisca y el aguacero que nunca va a ningún sitio. Levanto la persiana y compruebo el estado de las islas como si leyera en un parte médico o en los posos del café o en una carta antigua y desvaída. Algunas veces las islas se recortan sobre el horizonte recibiendo misteriosos rayos de sol o se evaporan entre la niebla como si no hubiesen existido nunca. Me pego al cristal hasta distinguir al menos la parpadeante luz del faro e imagino un día lejano, perfumado, día de  arena y sol. Y me lanzo al trabajo como a un pozo sin fondo, sin pensar y sin sentir, cuando se piensa y se siente a cada instante. 
Una vez más observo el espectáculo de la vida. Porque tal vez sea esto, un sucederse de las estaciones y el único secreto posible es que detrás del silencio y la lluvia habitan hermosos, cálidos, emocionantes, sorprendentes e inesperados paisajes. 

domingo, 3 de marzo de 2013

ESE TOQUE


Todavía recuerdo el día del funeral de Lubitsch. Willian Wyler y yo llevamos el féretro y, cuando nos alejábamos, dije: "Nos hemos quedado sin Lubitsch". Y él replicó: "Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch". Cuánta razón teníamos. Desde entonces, todos hemos tratado de encontrar el secreto.
Billy Wilder