lunes, 30 de agosto de 2010

AGUA

En la página 314 de la versión italiana de Ti prendo e ti porto via, Ammaniti describe el olor sulfuroso que siente el viajero al enfilar las últimas curvas que lo llevan a las termas de Saturnia. Confieso que ésta fue una visita de peregrinación literaria, llevada por la lasciva curiosidad que las páginas siguientes de ese libro despertaron en mí. En ellas se relata la escena más eróticamente disparatada y sensual que se pueda imaginar, entre Graziano Biglia y la maestra del pueblo.

Pero aquel espectáculo me dejó paralizada: cientos de grazianos y aspirantes a serlo se hacinaban en aquellas vascas con olor a huevo podrido: infames bañadores fardahuevos, triquinis imposibles, tatuajes, cráneos rapados o melenas tarzanescas, gafas de pasta blanca, tacones y collares, albornoces y absoluta promiscuidad. Mucha, mucha promiscuidad.
Ni atisbo de decepción por mi parte, más bien todo lo contrario, no siempre se puede formar parte de una ficción tan hilarante.

Siempre nos quedará Bagno Vignoni para recuperar un poco del glamour perdido y disfrutar en increíble y absoluta soledad las lechosas aguas donde, según dicen, conspiraba Lorenzo de Médici entre chapuzón y chapuzón.




El Lago Trasimeno estaba muy muerte-en-venecia bajo las primeras tormentas de agosto y el Lago Bolsena, calmo, liso, inamovible apenas por el aire. El perfecto refugio de jubilados y ociosos.



Pero no hay nada como el mar, aunque nada tenga que ver este mar de intenso azul con mi amplio, salvaje y batido océano. Cientos de embarcaciones arañaban su infinita uniformidad. Playas diminutas buscando espacio entre acantilados, fortificaciones roídas por el tiempo dejando un tenue recuerdo del dominio español.


Porto Ercole escondía una fascinante sorpresa.
El 18 de julio de 1610, según algunas versiones, Michelangelo Merisi llegaba a este puerto a bordo de una precaria feluca. Había salido de Roma, huyendo de la justicia tras cometer un asesinato. Perseguido por sicarios, brutalmente golpeado por caballeros de la orden de Malta en Nápoles, pone rumbo desconocido mientras espera la mediación del cardenal Gonzaga con el Papa. En su haber, un preciado salvoconducto: tres lienzos que espera sirvan para preservar su vida.
El resto forma parte ya de la leyenda. Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio, cierra su vida de forma inesperada y misteriosa. Algunos dicen que murió de tifus nada más desembarcar en Porto Ercole, pero lo cierto es que nada se ha podido probar al respecto.
El pintor desaparece y con él los tres lienzos. Tampoco sabemos de qué forma, uno de esos lienzos, el San Giovanni Battista, termina finalmente en la Galleria Borghese.
Más sombras que luces en la historia de un hombre pendenciero y genial que brilló como nadie sobre las tinieblas de sus lienzos.

En la iglesia de san Erasmo, en lo más alto del pequeño puerto, sumido en una oscuridad reverencial, pude ver la mirada de san Giovanni. Una mirada que suplicaba el perdón papal, según rezaban los carteles explicativos. Aunque acercándose bien, creo que entre las sombras, no era difícil distinguir un pequeño brillo de arrogancia.

viernes, 27 de agosto de 2010

AIRE


Pitigliano se alza sobre una tierra arcillosa, il tufo, que lo aleja vertiginosamente de los valles. Lugar extraño, circundado de necrópolis etruscas y de misteriosos caminos. Cuando la niebla se extiende por esos valles, el pueblo entero flota en el aire convirtiéndose en una realidad imposible. Pero el día que yo lo vi, tendido bajo el sol de la tarde, me pareció un animal prehistórico, un enorme dinosaurio dormido.



En el aire flotan las conversaciones de los que salen a la fresca por las noches, nombres de parientes, fragmentos de episodios cotidianos relatados con prolija paciencia. Elevan la mirada un instante mientras paso, murmuro un notte, asienten con la cabeza y vuelven al relatorio del día. Ya me han olvidado.



La piedra se tiende sobre la montaña y deja que el viento silbe entre sus arcos, que la brisa reparadora llegue hasta lo alto del mundo de los hombres. Agujeros por donde se cuela la inclemencia del paso del tiempo y el asfixiante deseo de sobrevivir.







Las calles se llenan del olor de las botteghe abiertas, del jabón de la ropa que se agita en las ventanas, de olores kosher de la última panadería que en la Piccola Jerusalem resiste con tozuda ortodoxia el empuje del tiempo.
Una voz femenina llama a Luigi a pranzo. Suenan cubiertos, trastabillar de platos, un televisor, una máquina de coser y el vapor de la pasta cocida sale por la ventana y se disuelve entre el tibio aroma de las flores.



No lejos de allí la dulce Toscana de las postales se convierte en algo inesperado y sombrío. El aire cálido transita por il cavone para convertirse en una fría corriente. Nadie ha podido esclarecer todavía la utilidad de estos senderos etruscos, ni casi descifrar los signos que aparecen excavados en sus paredes. Resulta extraño caminar debajo de los árboles, asistir al impúdico espectáculo de sus tripas abiertas. ¿Cuántas realidades imposibles se encuentran detrás de la vida posible?



Sólo un poco más allá, también el aire acaricia el peinado perfil de las viñas donde las rosas vigilan, al pie de cada cepa, la salud de las uvas. Con un poco de suerte, el brebaje maldito terminará esa noche con absoluta e irreverente voluptuosidad en nuestros labios mortales.
Y por un momento nos creeremos dioses.

miércoles, 25 de agosto de 2010

TIERRA

Nunca volvemos a los mismos sitios aunque vayamos a ellos una y otra vez.
Ni nosotros somos los mismos, ni la tierra, ni las personas anónimas con quienes nos cruzamos, ni siquiera las personas que conocemos y a las que esperamos reencontrar.



Pequeños cambios en nuestro paisaje interior pueden hacer diferentes los mismos campos, las mismas ciudades, los mismos caminos, los mismos nombres.



Toscana estaba hermosa y dulce. Suavizada por las abundantes nieves del invierno, su belleza serena se me reveló más intensa y rica que otras veces.
Siempre digo que esta tierra es el paisaje de mi alma. Pero mi alma nunca estará a la altura de toda la intensidad con que esta tierra brilla o se despereza bajo el sol.


Y aunque la vida se convierta en una pasión inútil, cuando llego a Italia, no puedo dejar de sentir la gratitud de la que es bien recibida cuando regresa a casa.

domingo, 1 de agosto de 2010

CIAO!

¡ME NE VADO IN ITALIA!
Questo blog (este blog) sarà chiuso per ferie (estará cerrado por vacaciones) nel mese di agosto
(durante el mes de agosto) .
Ci vediamo, ragazzi!