viernes, 29 de enero de 2010

VIAJE (DE TRABAJO)


Aquella mañana, Lula Fortune, se despertó convertida en un insecto.
Tenía un caparazón alargado, negro, brillante, con una ligera ondulación en la parte media que le cubría casi todo el cuerpo. Lo que había sido su cuerpo. Al reflejo de la incipiente luz de la mañana, la superficie lisa de aquel nuevo componente reververaba en la habitación como las exquisitas lentejuelas de un vestido de Armani. 
La parte de abajo, en cambio, la sentía tibia y blanda. Tenía un aspecto rosado, algo más oscuro en algunas zonas. Lo sentía suave y aterciopelado, palpitante, vulnerable.
Primero con estupor, luego con curiosidad, comenzó a mover las patas. Tenía seis. Largas, articuladas y sorprendentemente ligeras. Presentaban también un aspecto brillante, aunque con alguna que otra pequeña rugosidad. Terminaban en una especie de punzón picudo que se aferraba a la superficie de la cama son seguridad y fuerza, incluso con elegancia. 
Con ayuda de sus patas logró poco a poco incorporarse aunque con la lógica torpeza de quien debe acostumbrarse a unos miembros nuevos. 
Al colocarse de pie, parte de su cabeza quedó reflejaba en el vidrio de la ventana donde la lluvía seguía derramándose en unos goterones espesos. Tenía dos antenitas espectaculares, delicadas y ondulantes, que podía mover con una inusitada sensualidad. Sus enormes ojos negros refulgían en la penumbra con una fiereza excitante.

En ese momento comprendió que no habría sitio para ella en el mundo de los hombres. Que nadie entendería la nueva expresión de su belleza ni los límites incomprensibles con que dotaría a sus afectos a partir de ahora.
Entonces recordó que alguien le había hablado de Gregorio Samsa. 
E inició un viaje largo y pesaroso en su busca, convencida de que, ahora más que nunca, seguía teniendo un irreductible corazón salvaje.

PD: Estaré fuera durante una semana. Ya sabéis mi consejo: no seáis demasido buenos en mi ausencia o no os traeré nada.

miércoles, 27 de enero de 2010

DECÁLOGO


En el Roman de la Rose, un extenso poema del s. XIII que constituye una curiosa alegoría del amor, aparecen tipificadas las características que debe tener en buen enamorado:
1. Huir de la villanía.
2. Evitar la maledidencia.
3. Ser amable y cortés con todo el mundo y evitar palabras groseras.
4. Respetar y defender a las damas.
5. No ser orgulloso.
6. Cuidar la elegancia en el vestir, con trajes bien cortados, calzado estrecho y sombrero de rosas.
7. Llevar limpos uñas y dientes.
8. Estar siempre alegre y contento.
9. Saber montar a caballo, intervenir en justas, tañer instrumentos y bailar con gracia.
10. No ser avaro.

No digáis, chicos, que no os damos pistas.

lunes, 25 de enero de 2010

DAVID


Me había escurrido sigilosamente hacia una puerta y, cuando me aprestaba a salir y a escapar hacia las habitaciones de mi abuela, mi padre alzó el tono y comenzó a contar algo que tenía que ver con Miguel Ángel. Me detuve y agucé el oído. Era el relato del traslado de la estatua del David a través de las calles de Florencia (...). Durante cuatro días, el gigante de mármol recorrió el camino que separaba el taller del maestro de la plaza de la Señoría. 

Cuarenta hombres tiraban de él, por las callejas (...). Hacían rodar la erguida escultura sobre vigas engrasadas y empleando un sistema de poleas y contrapesos que suspendía al coloso, como una admirable máquina bélica, de una armazón de maderos, y la protegía de los choques. Avanzaba despacio, gravemente, entre la multitud florentina que postergaba su cotidiano ajetreo para discutir la calidad del recién llegado. Todos opinaban, porque en Florencia el arte era un tema de debate popular, como los precios del mercado y la política de la comuna. Avanzaba David y su frente aventajaba a menudo el nivel de los techos. De noche encendían fogatas a sus pies y los adversarios del artista, envidiosos, emboscados, le arrojaban piedras. La envidia y la imbecilidad de cierto tipo de hombres es eterna y se reproduce a lo largo de los siglos con virulencia intacta (...). Y mientras los cuarenta hombres voceaban a compás, tirando de las cuerdas, como si izaran un inmenso velamen (...) pregonaben los vendedores, retrocedían locas las cabalgaduras, desgañitábanse las comadres , sonaba aquí y allá, un laúd, una lira (...) y los jóvenes señores, lujosos y sinuosos como leopardos (...), se ponían a las ventanas con las doradas meretrices, para acariciar al triunfador de mármol blanquísimo que pasaba (...) era como si la augusta Belleza, más fuerte que las mezquindades que dividen a los hombres en exiguos bandos avarientos y ambiciosos, entrara definitivamente en la ciudad del Arno, quietas las manos y palpitantes los músculos en la caja rítmica del cuerpo, para asentar allí su permanente monarquía.
Bomarzo. Manuel Mújica Láinez

sábado, 23 de enero de 2010

MICROLOUP

Cómo con tan poco se puede decir tanto.
Richard McGuire: un genio.
¡BUEN FIN DE SEMANA!

viernes, 22 de enero de 2010

CAFÉ BUDAPEST


Yechezkel toca el violín. Vive en una Budapest desolada, con una madre consumida tras los horrores nazis. Estamos en 1947.
Su tío Yosef vive en Palestina y lo contrata como violinista en su Café Budapest. Allí, judíos, musulmanes, occidentales y amistosas fuerzas inglesas de ocupación conviven en extraño y delicado equilibrio. Un equilibrio que sucumbirá inevitable a la barbarie.
En este libro, los grandes hechos históricos se revelan a través de las pequeñas cosas en las que se ocupan los seres humanos: la amistad, el amor, la búsqueda de la felicidad entre los convulsos aconteceres del momento.
Es la historia de los que quieren vivir la única vida que tienen anteponiendo la igualdad humana a las diferencias culturales. Es la historia de amores que no pueden ser...aunque lo sean de todas formas.

Es la historia de un chico judío que intenta apagar el sonido de las bombas con las notas de su violín.
Estupenda tarjeta de presentación de Alfonso Zapico. 

 

miércoles, 20 de enero de 2010

LA CINTA

No dejéis pasar el placer de tambalearos ante una Obra Maestra. Todo lo que queráis saber sobre esta película de Michael Haneke está en este fantástico post: CLIC.
No hay nada más que yo pueda añadir.

lunes, 18 de enero de 2010

TRAICIONES Y DEMONIOS

En virtud de ciertos acuerdos amistosos establecidos entre Sir John More y yo misma, hoy ve la luz a este vasto, y a la par simple mundo, un nuevo blog: De traiciones y otros demonios. Un nuevo espacio de divagación que, como reza su saludo, abundará en aventuras traductoras, textos traicionados, luminarias y lóbregos callejones, expediciones al averno y requisas del paraíso, licencias, arrebatos…
Desde nuestras humildes atalayas, gozamos del honor de invitarles a que visiten sus páginas, en las que su participación será imprescindible aliento y fuente segura de inspiración.

Abyssus abyssum vocat in voce

viernes, 15 de enero de 2010

¿BAILAS?


Bailaré contigo. Pero no eres mi tipo.

BUEN FIN DE SEMANA

miércoles, 13 de enero de 2010

THE BAND WAGON

Posiblemente Melodías de Broadway (1955), título por el que se tradujo esta película y que dio lugar a no pocas confusiones, sea uno de los  musicales más brillantes de la historia del cine. Algunos expertos incluso lo colocan por delante de Singing in the rain, opinión que no comparto en absoluto, como ya sabéis. 
Tanto uno como otro presentan un esquema clásico en el que el espectador asiste a las dificultades y entresijos del  montaje de un espectáculo musical, con alguna que otra intriga amorosa de por medio, culminando con el éxito indiscutible. Si el mundo del cine era el ambiente presentado en Cantando bajo la lluvia, el montaje de una obra teatral de Broadway lo será de The Band Wagon, que constituye, eso sí, el último gran clásico que reproduce este esquema argumental.
En él veremos a un bailarín en declive (Fred Astaire, en un papel no muy alejado de la realidad) que se traslada a New York en busca de un hueco en las producciones teatrales, amparado por dos amigos, escritores de éxito. En la primera escena, subastan un sombrero de copa y un bastón, que nadie quiere, en clara alusión a Flyng down to Rio y al pasado glorioso de Fred. Para la obra contarán con la presencia de una reputada bailarina de ballet clásico (Cyd Charisse, también muy cercana a sus orígenes reales) y con un polifacético empresario teatral, empeñado en darle un giro trágico al libreto original. La obra, que no gusta demasiado a los bailarines, fracasa estrepitosamente y en un intento desesperado por salvarla, inician una gira por el país, reconvirtiendo todos los números hasta llegar al triunfo absoluto y apoteósico en New York.
Es cierto que los musicales requieren de una especial complicidad del público al aceptar determinadas convenciones, como que arranquen a bailar o cantar en medio de una conversación. Convenciones no mayores que las que aceptamos al tragarnos cualquier saga interestelar o vampírica o convenciones que aceptamos sin rechistar en el teatro clásico. Lo verdaderamente interesante de estas películas es entender los números musicales como parte de la narración, en la que se sustituye el código de la palabra hablada por música o danza.

En Dancing in the dark , uno de los famosísimos números (el favorito de Cyd en toda su carrera) vemos a los dos protagonistas, que hasta hora se llevaban como el perro y el gato, en una especie de tregua. Pasean por el parque, atraviesan un baile y poco a poco vemos como ambos bajan la guardia en favor de algo que los une y que está por encima de sus diferencias, la danza: tímidos pasos independientes de cada bailarín, pasos acompasados pero sin tocarse, leves roces encadenados y compenetración absoluta mientras el maravilloso vestido blanco de ella los envuelve como en una nube. Magia pura. Y el que no levite viendo esto, es que no tiene corazón: CLIC

Otro de los números que hicieron famoso este film es Triplets, una de las interpretaciones musicales más complejas y memorables de la historia. Los actores cantan y bailan de rodillas, simulando ser bebés y ¡manteniendo casi un plano fijo! :

The Girl Hunt es un número brillante, con un baile rompedor que se arriesga e innova los esquemas coreográficos del momento, además de contar con la aparición estelar de una mujer más espectacular que conozco. A quién no le gustaría emerger del fondo de un tugurio, como Cyd Charisse, enfundada en un insípido abrigo gris para de pronto... CLIC

En fin, una auténtica gozada de principio a fin. Si a pesar de todo sigo teniendo a este musical en el número dos de mi lista personal, no es por la calidad de sus números, ni por el más que probado virtuosismo de sus bailarines, ni por las excepcionales partituras de Arthur Schwartz y Howart Dietz, ni por la magistral producción del ya mítico Arthur Freed, sino por una cuestión absolutamente personal: Fred Astaire me parece una lombriz. Un lechuguino relamido del que resulta casi imposible creerse que pueda enamorar a una real hembra como Cyd Charisse. 
Aunque si un hombre puede llevarte al cielo en volandas como hace él con sus bailes, supongo que poco importa el aspecto que tenga. That's entertainment CLIC

lunes, 11 de enero de 2010

TABERNAS, 11

Esta foto pertenece al despacho de doña Emilia (Pardo Bazán), en su querida Marineda. Apenas se perciben los latidos de su enorme humanidad. Muebles pulidos, fotografías en perfecto orden, objetos sin vida futura -casi me atrevo a decir, ni pasada- en medio del aséptico fervor museístico.

Desde la ventana de su despacho, se ve la pequeña iglesia de Santiago: piedras húmedas, escaleras verdecidas en el silencio de la parte vieja de la ciudad, solitaria, encantadora y adormilada.
Y me imagino a doña Emilia, en una tarde angosta de este invierno gallego que me taladra, ensimismada en su ventana, con la cuartilla a medio escribir en aquel lejanísimo 1888:
 
Es entonces cuando me doy cuenta dónde vive su espíritu indómito.

domingo, 10 de enero de 2010

¿12775?


Vale, de acuerdo, es mono. Puede, incluso, que esté bien dotado... para la conversación inteligente. Que sea simpático, zalamero, generoso y tierno, pero ¿¿12775??
Es que por más que lo pienso no me salen las cuentas. Con razón decía Woody Allen que le gustaría reencarnarse en las yemas de los dedos de Warren Beatty. CLIC 

¿Y vosotros qué opináis de esta auténtica Sex Machine?

 

sábado, 9 de enero de 2010

jueves, 7 de enero de 2010

DIVAGACIONES


Da gusto volver del destierro navideño y encontrarse con todos estos buenos deseos para recibirme. Espero recuperar pronto le temps perdu, pero mientras eso sucede, recibid también, los que habéis pasado por aquí, el mismo deseo de que todo lo que nos espere nos haga un poquito más dichosos.

Siempre que regreso a casa por estas fechas y me encuentro con el nuevo año recién estrenado, me entran unas ganas terribles de estrenarlo todo. De enrollarme al cuello la bufanda tejida por la abuela, quitarle la etiqueta al enésimo pijama de la tía Carmela para dormir con él, perfumarme con todas las colonias imposibles y quitarle el plástico al CD que nunca compraría y que una vez más es para mí.
Y esas ganas de empezarlo todo se van extendiendo a otros ámbitos de la casa: tengo que cambiar la tapicería del sofá, llamaré al pintor, ordenaré el armario, a la mierda estos trapos viejos... y siguen avanzando como una ola imparable hacia todas esas cosas de mi vida que siempre dejo pendientes: este año me hago el tatuaje, por fin me teñiré el pelo como Annie Lennox, tengo que ir a Sicilia como sea, no faltaré nunca a yoga, ay, el inglés de los c... 
Y todos mis deseos se multiplican como cuando era pequeña y mis primos mayores me cambiaban el billete de la abuela por calderilla (qué cabrones, mis primos). Y yo aceptaba encantada, porque creía que tenía mucho más que ellos.
Así va pasando el año y la calderilla se me va perdiendo entre las ranuras del sofá, en el fondo del viejo armario, en el bolsillo agujereado de la gabardina y me dedico a lo único que sé hacer, bien o mal: vivir. 
Un año más.

viernes, 1 de enero de 2010

2010

Yo deseo
Tú deseas
Él desea...