jueves, 24 de mayo de 2012

TÚ Y YO


La entrada que sigue la escribí en enero de 2011, recién leído el que, hasta el momento, era el último libro de Niccolò Ammaniti, Io e te. Unos meses después y gracias a La Caja de Pandora, tuve la oportunidad de entrevistarlo, de estar a unos centímetros de esa persona tímida, socarrona y amable que es Ammaniti. En aquella ocasión, aunque estaba en España para promocionar la traducción de Che la festa cominci  (Que empiece la fiesta), adelantó el interés de Bertolucci por su último título y explicó algunas minucias de lo que sería el regreso a las pantallas, después de más de diez años, de un mito viviente.
Leo en la prensa de estos días cómo doce minutos de aplausos en Cannes acogen este regreso tan emblemático y emocionante. Ensombrecido por la enfermedad, el director reconoce haber vuelto a la vida con el rodaje de este film. No puedo pensar en él sin oír la voz de Olmo Dalcó atravesando la llanura padana, sin pasear mis ojos por un piso vacío en París, sin recordar el chicle que Marlon Brando pegó en en la barandilla del balcón antes de desplomarse hacia la muerte, sin comprobar cómo ese chicle es descubierto por  el joven protagonista de La Luna, varias películas después. Sin lugar a dudas, Bertolucci forma parte de la educación sentimental y cinematográfica de mi vida. No imagino qué puede haber salido de la colaboración de estos dos artistas excepcionales, pero me muero de curiosidad por saberlo.
Coincidiendo con el estreno cinematográfico, Anagrama publica la traducción de Io e te que será presentada en la Feria del Libro de Madrid por el mismísimo Ammaniti. 
Mientras tanto, en el exilio marítimo de mi Citroën sur Mer, me conformaré con el último título del autor, recién traído de Italia -Il momento è delicato- que ya está cosquilleándome el alma.



(3 de enero 2011)
Es el último título de Niccoló Ammaniti. Publicado en octubre del 2010, la historia arranca en enero del mismo año, en la estación de Cividale del Friuli, donde el protagonista relee una nota que sale de su billetero:

La escribió mi hermana Olivia, hace diez años, el veinticuatro de febrero del 2000. Yo tenía catorce años y ella veintitrés.

Diez años atrás, un frío invierno romano, Lorenzo es un adolescente desesperado por parecer normal, casi diría transparente en su normalidad, obsesionado por mimetizarse en la masa, por pasar desapercibido en un mundo que no comprende. Fingir la amistad de sus compañeros de clase, inventar una invitación a la nieve, evita la preocupación de su madre y lo instala en una transitoria normalidad que le da un respiro.
La realidad es otra muy diferente porque Lorenzo ha preparado cuidadosamente su guarida en los trasteros del edificio donde vive. Latas de comida, patatas fritas, chocolate y cocacola serán junto a sus cómics favoritos y sus videojuegos, la idea más cercana al paraíso. Solo, sin nadie ante quien fingir una normalidad que no siente.
Pero una tarde, su hermanastra Olivia vendrá a desbaratar sus planes para demostrarle que el paraíso o el infierno están dentro de nosotros mismos.
Y diez años después, de nuevo en la estación de Friuli, la nota de Olivia alcanzará el terrible significado que nos hará comprender.

He leído por ahí que esta última novela de Ammaniti se perfila como una novela de aprendizaje: la difícil tarea de convertirse en adulto...pero ¿es que alguna vez aprendemos a serlo? ¿No existe siempre en el fondo de nuestro corazón la necesidad de escaparse lejos de todo, de que nos dejen tranquilos viviendo a nuestra manera?

Es curioso lo que me sucede con este autor, hasta el momento poco o nada traducido al castellano, todo hay que decirlo, y que por la misma razón no puedo corroborar con casi nadie. Una empieza a leer sus novelas con la sensación de tener un relato nada excepcional, una sintaxis pelada, unas frases que van esculpiendo el mundo literario con toscos golpes de hacha y sin embargo cuando llegas al final, cuando acaricias la contraportada con un suspiro, la literatura ha brotado poderosa de sus páginas y flota a tu alrededor como un perfume único. Y en esa reflexión posterior, en esa especie de ensimismamiento post-lectura empiezas a descubrir la vibración de una estructura poderosa, el pulso firme de un narrador que domina y engarza los hechos con una cruda lucidez.

Un relato extraordinario, sin concesiones, febril y trágico. Una historia en la que Ammaniti, una vez más, hace brotar la ternura de las situaciones más descarnadas, la insoportable necesidad de ternura que atormenta al ser humano.
Ya sabéis que... io amo Niccolò.

martes, 22 de mayo de 2012

ENSEÑANZA PÚBLICA



Querida Lula, te mando fragmentos de una carta que apareció esta mañana en mi mesa. La escribió un alumno del último curso, un chaval por el que nadie apostaba hace unos años. Quisiera dejarla  aquí como testimonio de esas cosas que van más allá de cualquier cifra. Como testimonio de algo irrenunciable que nunca debemos olvidar: el derecho de todas las personas a una educación libre.

Llegando al final de mi viaje, veo claro todo lo que ha significado este año estudiar la asignatura de Literatura Universal. Además de ayudarme a conocer a los grandes genios de las letras, ha hecho que me sintiera interesado en sus libros y lo más importante, me ha aportado muchos momentos de diversión que permanecerán para siempre en la memoria de mi último año en el instituto.
He leído buenos libros, he visto buen cine, he aprendido a valorar la muerte accidental de un chico por culpa de un bache, he entonado la dama de Shalott, he hecho exposiciones sobre genios como Faulkner, he conocido a Pessoa (aunque algo me dice que nunca lo llegas a conocer del todo), me he quedado hasta las tantas haciendo comentarios de texto... pero sobre todo, he disfrutado muchisimo viniendo a clase. 
Ahora me doy cuenta de que la verdadera victoria íntima, esa de la que nos habla usted siempre, señor Tanner, es que un alumno como yo pueda decir al final de curso que ha aprendido y disfrutado. Y ésta es una victoria que no se podría haber dado fuera de un instituto público.
Mientras escribo esta carta, sentado en el último pupitre (escuchando una de las versiones más preciosas de Knocking in heaven's door) viendo la misma clase llena de fotos de Kerouac, Virginia Woolf, Oscar Wilde, Whitman, viendo a todos mis compañeros, tan diferentes, me doy cuenta de todo lo que estos años han significado para mí. Me invade una sensación de plenitud que se convierte en nostalgia. Sé que mi viaje a otras Ítacas proseguirá fuera de estas aulas, sentiré muchas veces esta nostalgia, pero estos años formarán siempre parte de mí. 
Nos vemos en Yoknapatwpha. Gracias por todo señor Tanner.

Un beso, querida Lula, de tu viejo profesor.

lunes, 21 de mayo de 2012

JODIDA Y RADIANTE


Nápoles desde Capri
Capri desde Nápoles
Posillipo desde la Certosa
Claustro de la Certosa de San Martino

Castell dell'Ovo


¿Por dónde empezar?
Nápoles no tiene principio ni fin. Decir que desde la Certosa de San Martino, en lo alto de una colina, se tienen las mejores vistas de la ciudad, es decir bien poco. ¿Y qué se puede ver desde Capri, qué desde la fortaleza de Castell Dell'Ovo? ¿Qué se puede ver mirando hacia el suelo, hacia dentro de los palazzi abiertos de par en par? ¿Qué espectáculo ofrecen las muchedumbres de viandantes paseando por via Toledo? ¿Y que se podría ver desde los lugares a donde no fui? ¿Qué se puede sentir al encaramarse a la cumbre destripada del Vesubio o al sumergirse en las aguas de Posillipo para contemplar las ruinas de antiguas villas romanas?



Santa Lucia
Napoli soterranea: mercado romano

Tampoco el tiempo obedece a ningún límite conocido.
¿Qué hay debajo de Nápoles? ¿Cómo explicar ese viaje en el tiempo que sucede cuando entras en el siglo XVII en la Chiesa de San Lorenzo y acabas paseando por un mercado romano? ¿Cómo explicar la sensación de tiempo detenido en las terrazas de piazza Bellini mientras Sofía Loren cruza la calle quitándose el sombrero?
Cómo definir esa mezcla de Lisboa, Cádiz, Roma y Estambul... aunque tampoco es eso.

Palazzo de Capodimonte
Piazza del Gesù
Fontana de Monteoliveto
Piazza del Plebiscito
Teatro San Carlo

Nápoles es grandiosa e inabarcable, una ciudad de gigantes habitada por hormigas. Desde el suelo, negro de piedra volcánica, negro de suciedad y basura, negro de abigarrada algarabía humana, hasta el cielo limpísimo, hasta el mar infinito que se detiene en el paraíso de Ischia o Capri, hay un esplendoroso recorrido de mármol y magnificencia. Palacios, iglesias, catacumbas, ruinas, teatros, belvederes, gallerie, cafés, fuentes, basílicas, monumentos... se erigen dueños absolutos del espacio o se camuflan bajo la mugre decadente de los años.

 Puede que no haya un lugar en el mundo que refleje de una forma más certera las contradicciones del tiempo y de la vida. 
Nápoles: jodida y radiante.


martes, 8 de mayo de 2012

SCAMBIO DI SAPERE


Aunque hace ya algún tiempo que no voy a Nápoles, los napolitanos representan para mí una categoría de personas que me son, en concreto e ideológicamente, simpáticas. De hecho, no han cambiado. Han permanecido como los mismos napolitanos de toda la historia. Y esto, para mí, es muy importante, aunque sé que puedo resultar sospechoso de las cosas más terribles por decir esto (…). 


Pero qué se le va a hacer, prefiero la pobreza de los napolitanos al bienestar de la República italiana, prefiero la ignorancia de los napolitanos a las escuelas de la República italiana, prefiero las escenas, aunque sean un poco naturalistas, a las que se puede asistir en los bajos fondos, a las escenas de la televisión de la República italiana (…). Considero, incluso la estafa, como un intercambio de sabiduría. Un día me di cuenta de que un napolitano, en una efusión de afecto, me estaba robando la cartera, se lo hice notar y nuestro afecto aumentó. 
En Nápoles te roban la maleta pero lo hacen con el corazón.
Pier Paolo Passolini (Traducción Lula Fortune)

 

viernes, 4 de mayo de 2012

MADE IN SPAIN


El cuarto número de la Caja de Pandora ya está en la calle. Cumplimos un añito.
Cine, cómic, literatura, música, ilustración... Made in Spain.