jueves, 5 de febrero de 2009

COMENIUS (2º PARTE): PAISAJES


Castellanza es un pequeño pueblo cerca de Milano y de la región de los lagos. A pesar de su situación envidiable, no puede decirse que posea un encanto especial. Se desarrolló a la sombra de una antigua fábrica textil, hoy convertida en Universidad, pero en realidad toda su vida comercial dormita a la sombra de Legnano, una pequeña villa que ofrece encantadoras vias peatonales, lujuriosas pastelerías y trattorias de manteles rojos donde perder el sentido.



Como contraste, Milano apareció como un hervidero de coches, tranvias, motorinos y viandantes que desafiaban a un viento glacial empeñado en seccionar mis extremidades. Caminé desde la estación, bajo ese cielo gris y opaco, por via Dante hasta desembocar en el Duomo.






Todos los caminos, en Milano parecen concluír en la explosión arquitectónica del impresionante Duomo. Y solo hasta que estás debajo de sus pináculos comienzas a creer que todas esas filigranas son realmente de piedra -una piedra blanca y rosada, recién restaurada- y no de finísimo encaje.






Trepé por sus torres hasta perderme entre gárgolas y niebla, hasta creerme parte de un sueño brumoso y hasta que me despertó la radio de unos curritos colgados de un andamio en la torre de la Madonnina.






Y de un santuario a otro.
Después de la obligada visita a las galerias Vittorio Emannuelle, después de pisarle las bolas al toro, conjurando la mala suerte y dejar atrás la insulsa fachada de la Scala, llegué a via Manzoni, 31.





Sí, estuve en la espina dorsal, en el corazón y el alma de Giorgio. Un edificio de varias plantas por el que pude pasear con absoluta libertad (no photos, please) entre ropa casual, complementos, joyas, ropa de casa e inalcanzables, maravillosos, refinados y perfectos trajes de noche. Y con absoluta libertad me marché -en estado místico, eso sí- con los precios haciendome chiribitas en los ojos.



Sólo un paso de cebra separa la casa del dios Armani de la via Monte Napoleone, una calle exquisita, flanqueada a ambos lados por todo aquello que conforma, átomo a átomo, la palabra Lujo: Salvatore Ferragamo , Dior, Gucci, Versace, Valentino... brillan en la oscuridad de la tarde con calculada e hipnótica simetría







Y mientras tú, simple mortal, te cruzas con milaneses orgullosos de indiferente mirada. Viejas de morros tuneados y gafas con logo brillante dentro de indecentes abrigos de pieles; mujeres maduras con chaquetones ajustados, maquillaje perfecto y tacones de vértigo; hombres con elegantísimos abrigos de paño, bufandas gigantes y zapatos primorosos; jóvenes de de excéntrica y calculada imagen, con deportivas chillonas, bolsos de marca y cortes de pelo imposibles: un auténtico, Esplendor en la niebla.



El lago di Como supuso un remanso, un tanto decadente, entre tanta vorágine milanesa. Fue el único día en que vi el sol. Y resultó agradable dejarse acariciar por esa tibieza, como un lagarto perezoso, dormitando en sus plácidas orillas.



Allí había ancianos solitarios leyendo el periódico, ancianas parejas paseando, ancianos cuidando a sus nietos, ancianos por todas partes.

Y cuando estaba a punto de hundirme en una melancólica reflexión machadiana... sonó el móvil.




7 comentarios:

The Incredible E.G.O´Riley dijo...

Ohhhhhhhh, lo has tenido que joder, con perdón. Todo era maravilloso hasta que apareció.... Si, ya sé que Lago Di Como y su nombre van ligados, al parecer, inevitablemente. Estupendas tus fotos y maravilloso el viaje.

Por cierto, ¿Cómo es que tú no sales en ellas?.je, je.

Miles de Besos.

Paco Becerro dijo...

Que maravilla LULA, menudo viaje...

Ya te comenté que tenemos unos buenos amigos viviendo en Milán, y hasta ahora he ido dejando para más adelante la visita, pero con tu crónica, el Duomo, el lago, y esas magníficas fotos...

cada vez apetece más.

Bss.

Anónimo dijo...

Disculpa la posible indiscrección de mi pregunta Lula, pero ya sabes que vengo con retraso, ¿entiendo que eres maestra?. Mi hermano y su pareja lo son. También ellos han viajado alguna vez gracias al Comenius. Nada, te lo cuento cómo anécdota, sin más.

Decirte que muchas gracias por compartir tu experiencia, tus preciosas y entrañables fotografías y los preciosos textos que las acompañan. Me encanta cómo escribes y describes las cosas.

Un beso guapa!

Anónimo dijo...

...bueno, y sin acogerse al Comenius también viajan, eh. Anda que cada día me explico peor, jeje...

Anónimo dijo...

CAVALIERE: ja, ja, ja es que soy mu malísima. Me estaba poniendo pelín cursi y mi lado demonio zas! me la jugó. Espero que hayas disfrutado igualmente con la crónica. Y no te quejes que he puesto una foto mía: tocando las pelotas (con perdón) pero es mía.
Besos y sonrisas.

FB: pues venga a "usar" esas amistades. No es Milán una ciudad muy italiana (a mi modo de ver)pero sin duda merece la pena y la región de los lagos es espectacular. Pero tú, quieto parao, que acabas de venir de un super viaje. Bicos mil.

DICIEMBRE: no es esa la palabra que yo usaría para definir lo que hago, pero bueno, acepto pulpo como animal de compañía. Gracias por tus amables palabras. Un besazo.

Anónimo dijo...

Mmmm... qué recuerdos!. Yo también tengo fotos hechas ahí arriba, encima de la catedral, entre las estatuas.

Aunque Milán no es de los sitios que más me gustaron de Italia. Lo que me recuerda que aún no he cumplido la promesa que me hice a mí mismo de volver a Roma.

atikus dijo...

Que maravilla, que pasada, ue maqueo, que lujo...que de todo jaja!!!...por cierto, te fuiste a currar??, te dió tiempo?

brujita!


besitos envidiosos ;)