lunes, 16 de febrero de 2009

RIP


Mi móvil ha muerto. Después de una corta agonía en la que el bloqueo de las teclas le impedía mandar mensajes de socorro, me ha dejado definitivamente. Ahora yace en el último cajón de mi mesa, todavía tibio, con las pequeñas muescas que imprime el uso diario, con el colgante de una zapatilla que le regalé nada más comprarlo. Yace destripado, pues su última y generosa voluntad le hizo donar su órgano principal, la tarjeta de memoria, a otro modelo de flamante carcasa.
Pero yo sé que no será lo mismo.



Cuando mi padre vendió el Seiscientos, nos dio mucha pena pero intentamos concentrarnos en el nuevo Ford. Un auténtico Ford Fiesta color terracota que ocupaba su lugar frente a nuestra casa. Hasta que un día, cuando íbamos por la calle, pasó a nuestro lado. No iba dentro la silueta reconocible de mi padre y le habían quitado la pegatina del Barça, pero era él. Y cuando llegó a nuestra altura mi madre y yo nos estremecimos:
- ¿Has visto? -dijo mi madre con lágrimas en los ojos- nos ha mirado.

Desde entonces y quizás por un inexplicable sentimiento de traición hacia el Seiscientos, siempre me ha parecido que ciertos objetos tienen alma. Que adquieren sin pretenderlo partículas de nuestro ser, átomos de nuestra existencia compartida que van prendiendo como motas de polvo en sus metálicos entresijos.





Poco después del fallecimiento del móvil, mi viejo portátil ha sufrido varios desfallecimientos. Nada grave, según parece, pues se reinicia renqueante pocos minutos después y sigue trabajando con aparente normalidad. Desde entonces, observo sus reacciones: su dificultad para rastrear el wifi, sus resoplidos buscando programas, el ruido espantoso de sus tripas al cerrar archivos... creo que intenta decirme algo.
Sé que los nuevos aparatos serán mejores, más rápidos, más vistosos, más modernos, con más funciones. Sé que mi vida será más fácil ( o no) y que con el paso del tiempo apenas recordaré el tacto deslizante de sus teclas.
Pero lo que no sé es si podré desprenderme algún día de sus tristes miradas de adiós.

16 comentarios:

Capri c'est fini dijo...

Te acompaño en el sentimiento. Yo es que con las últimas tecnologías tengo la sensación de que se fabrican para no durar mucho y así animar el mercado. No es normal lo poco que dura un ordenador o un móvil hoy en día... Besos mil.

Paco Becerro dijo...

Lo que más me impresiona es lo extremadamente ordenada que está tu mesa LULA

Espero que al morir tu móvil no hayas perdido algún número, de esos que inexplicablemente se guardan en la memoria del teléfono y no en la tarjeta SIM, a veces pasa.

Besos gordos.

Anónimo dijo...

Eh! Eu teño unha impresora como esa!

X dijo...

Molan tus tazas! Están pidiendo un Cola-Cao a gritos. ¿Acaso no ves su gesto de resignación por el terrible destierro a las que son sometidas, ejerciendo como meros objetos de decoración?. Qué vida!

atikus dijo...

desde luego, que ordenada eres, jeje...seguro que guardas restos informaticos???...tendrías que ver mi casa, aqui si que tengo autenticas mierdas, con perdón, De hecho hice una exposición con objetos que reciclaba y se suponía que eran arte, tenía desde faxes, monitores de ordenador, impresoras, teléfonos, móviles, lectores de CD, tocadiscos...en casa me quedan bastantes, vamos como para tener ordenada la casa...


besitos ordenados uno en un lado y otro al otro lado

Anónimo dijo...

Pues yo no tiro nada... aún conservo mi viejo Commodore 64, con su cassette y todo; también mi primer ordenador portátil, aquel "Terminator" que tantas alegrías me dió...

Y hasta hace poco aún andaba por ahí mi primer móvil, uno inmenso, de primera generación, que había que poner a cargar todos los días en cuanto llegabas a casa...

Ya hace tiempo que no lo veo. Los móviles me importan menos; no los tiro, esa es la verdad, pero los dejo por ahí hasta que los hacen desaparecer esos duendes que todo lo esconden y lo quitan de enmedio.

Tengo mandos a distancia que ya no encienden ni apagan nada, relojes que hace tiempo que solo dan la hora exacta dos veces al día, amplificadores que ya no amplifican ninguna música, platos en los que ya no gira ningún disco, walkmans que ya no acompañan a nadie a caminar...

Tengo de todo, oigaaaaa... y lo vendo baratitooooooo...

P.D. Anda, mira! la palabra de verificación que me ha salido es un palíndromo: giesseig... ¿eso no traía suerte, o algo?

Mad Hatter dijo...

Por fin veis el sol en la terra de la Shangri-La galega.
La primavera ha llegado
y en chatarra tu movil
y tu ordenador ha tornado.
Es la rebelión de los electrodomésticos y que la primavera el circuito altera.
Renovarse o morir ¡Chaaaaata-reroooooooo!

Anónimo dijo...

Jobar. La vuelta al animismo!.

"Dicen que no hablan las fuentes, ni los ríos, ni los pájaros, ni los (auto)móviles. Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre, cuando yo paso, de mií murmuran y exclaman, ahí va la loca, soñando, con la eterna primavera de las cosas y los campos..."

Anónimo dijo...

me solidarizo contigo. Mi portátil está en estado catatónico forense, pero aferrándose a la vida cibernaútica después del último tuneado que le hizo Alberto, mi informático de cabecera. Parte de mi vida está en ese teclado. No creo que me deshaga de él, pero no soportaré su mirada de corderito degollado cuando vea el Mac que me voy a comprar en cuanto se celebre santa nómina bendita el próximo 28
Bicos

EvitaBlu dijo...

Pobre telefonino, si al final todo se queda obsoleto.
Estás deliciosa en la foto del seiscientos, en nuestro caso fué un seat panda azul pajero y sí que es verdad, cuando se jubilan te miran con unos ojitos y da una pena.
El ordenador, de momento no tiene pinta de dejarte...ay!
Lo superarás.

Besitos

*palabra de verificación TRAPA, le falta otra P y mira, unos bombones.

nancicomansi dijo...

Di que si...hay demasiada banalidad en el consumo ese desaforado que hace no valoremos las cosas en lo que valen...
Nos acompañan durante un tiempo ¿es eso poco?

Yo bno soporto ni entiendo la idea que practica mucha gente de cambiarse el movil cada dos meses, por ejemplo...¿PERO ESO QUE EEEEEEEEESSS?

Por cierto, dientes largos otra vez ante el orden de tu despacho ¿Cómo lo haces? dime el secreto, porfa...

Lula Fortune dijo...

Ahora sabéis mi secreto (FB, ATIKUS, NANCI): soy ordenada, aggggggg!!! y además no me cuesta nada, me sale así, natural. Y qué paz, qué equilibrio cósmico, ante una estantería con los libros bien colocados ja, ja, ja.

Y, sí, realmente es preocupante (CAPRI) la precaria vida que tienen los aparatos. Nadie te los quiere arreglar, te dicen directamente que compres otro, como me pasó con el vídeo. Y qué montañas de basura peligrosa producimos de esa manera (CARRASCUS, NANCI, MAD) eso sí que me parece preocupante.

XDC: lo veo muy "maritrini" últimemente :)

Querido XABIPOP, esas tazas están en retiro espiritual porque no soportan el lavaplatos (otra vez la teconolgía). Tendrías que ver el armario de mi cocina llenito de tazas de todas partes del mundo y llenas de colacao hasta los bordes :)

CÄOSEMDONO: enhorabuena!!! se ve que no nos perdemos una oferta de Mediamarket.

EVA: un super Panda, sigue siendo mi medio de transporte por la ciudad. Si vieras donde aparco...:)

MUCHOS BESOS A TODOS,APASIONADAMENTE ORDENADOS.

MK dijo...

Ufff! y tanto que tiene alma!.
Yo tuve un Patrol de esos grandes de payés que se utilizan de grúa. Casi puedo decir que empecé con él.
El me enseñó a conducir.
Mira ,no me crerás pero en más de una ocasión él decidía por mí desacelerar en un cruce , marcar bien un stop o girar a la derecha o a la izquierda ante la duda.Y tantas cosa más...
Yo agradecida, cuando me daba cuenta de estos detalles , deslizaba mi mano por la parte de su lomito , situado debajo de la alfombrilla de mi asiento .
Juro que no era la moqueta , era un auténtico lomito que se alborozaba y todo ..y mira que parecia un tipo duro ..el muy grandullón.

MK dijo...

Y desde hoy mismo ...No pienso fotografiar nunca jamás de los jamases mi mesa de trabajo ...vamos , ni en broma...

NoSurrender dijo...

Anda, qué limpito todo en la foto! Yo en cambio, si hiciera una foto ahora de lo que hay encima de esta mesa perdería el poco prestigio que me queda.

Yo creo que las cosas deben morir para hacernos recordar lo inexorable del paso del tiempo. Y, de paso, para ayudar a las compañías de telecomunicaciones a ganar un dinerillo. Creo que no tengo apego alguno a ninguna de mis cosas: excepto a mis vinilos, una camiseta que robé en Galway y una tetera que compré en Covent Garden. Ah, no, que esta última la perdí en un divorcio!

Bicos, rubia!

Anónimo dijo...

Bueno, bueno, MK y LAGARTO, no os las déis de desastres, que seguro que es todo de boquilla ja, ja, ja.
Mira que ha suscitado comentarios el orden de mi mesa y nadie se fija en el pobre moribundo que está encima.
Besitos desordenados y locos a los dos.