lunes, 21 de marzo de 2011

LEONARD Y VIRGINIA

La primera vez dijo que se había resbalado en su paseo al lado del río. No habría una nueva equivocación. El 28 de marzo, Virginia dejó el sobre color crema encima de la mesa de Leonard y salió de nuevo. La mañana era especialmente tibia y pensó que ese año, abril no sería un mes tan cruel. Recogió algunas piedras grandes y se llenó los bolsillos. Su última mirada se posó en un pequeño macizo de flores blancas...

Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. Creo que dos personas no pueden ser más felices hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirlo —todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices que lo que hemos sido tú y yo. V

4 comentarios:

X dijo...

Sin palabras. ¡Realmente emocionante! Cuéntame más de esta historia, por favor!

Precioso post.

carrascus dijo...

En realidad, éste fue el único acto de amor verdadero que Virginia tuvo para con Leonard.

Yo, por mucho que he intentado buscar alguna vez claves del comportamiento de Virginia en sus novelas nunca he sido capaz de comprender la clase de relación que tenía con Leonard; siempre me pareció él un perdedor (bastante calzonazos también, todo hay que decirlo) incapaz de entender que lo único que pretendía Virginia de él era prtegerse de la soledad que ella nunca reconoció que era parte de su ser.

David dijo...

Joder! Qué fuerte...
No sé. Cuando leo cosas de este tipo...las últimas entradas del diario de Joe Orton, la nota de la mujer del Dr. Seuss.
No sé.

Lula Fortune dijo...

Pues poco más hay que contar, X y DAVID... es una nota de una escalofriante lucidez y Virginia Woolf una de las escritoras más importantes del siglo XX.
No sé si su marido era un "calzonazos" o no CARRASCUS, por lo que yo sé, se amaron hasta el momento mismo de su muerte, aunque tal vez su relación se escapase un poco de los convencionalismos a que estamos acostumbrados. Ella era un enferma con agudas crisis neuróticas, pero lo bastante inteligente o perspicaz como para ser consciente de ello en los momentos de lucidez. Y la soledad...sí, bueno... todos la buscamos o escapamos de ella a lo largo de nuestra vida. No, no creo que Leonard fuese un perdedor.
Un saludo a los tres.