jueves, 14 de julio de 2011

IL CARO, IL DOLCE...


Hace algunos años, en una vieja librería del gueto judío de Ferrara, encontré la llave que abría un jardín fascinante y desconocido. Un libro de Bassani que transcurría en las mismas calles empedradas y melancólicas de esa hermosa ciudad.
El relato se acerca a la vida del joven B. y a la atracción que siente desde niño por la familia Finzi-Contini. Deslumbrado, en un principio, por el espléndido palacio en el que viven, la Magna Domus, se sentirá atraído más tarde por su forma de vida, por el aristocrático alejamiento de la zafia sociedad burguesa. El deslumbramiento se convertirá finalmente en fascinación por los más jóvenes de la familia: Micol y Alberto.
Los años irán transcurriendo y con la llegada de la adolescencia llegarán también las amenazas de las leyes raciales a Italia, aunque curiosamente para B. se inicia el periodo más excitante de su vida. Los Finzi-Contini, educados, elegantes, cultos y generosos, abren las puertas de su jardín para acoger a toda la juventud hebraica, expulsada de la vida social de la ciudad.

Así comienzan las partidas de tenis, las conversaciones políticas y los largos paseos de Micol y B. Nace un amor hecho de torpezas e inexperiencia, un amor que sobrevive en las dudas del joven B., en el alejamiento físico (Micol estudia en Venecia) y que sucumbirá finalmente cuando el muchacho decida renunciar a ella.
A partir de ahí las cosas se precipitan en tragedia: muere Alberto de una enfermedad incurable y la familia entera será deportada a Alemania.

Realmente creo que no es una novela de estos tiempos.
Como dice Eugenio Montale en el prólogo: "Es un jardín en el que sólo se entra con grandes movimientos concéntricos". Y efectivamente ese es el código secreto para llegar al corazón de Micol, que B. no es capaz de descubrir. También lo es para desvelar la genialidad de esta obra.
Se puede pensar que las tardes, en apariencia iguales, transcurren con una lentitud exasperante, pero eso es solo en apariencia. En realidad, la vida se precipita tras los senderos de grava: los sentimientos apasionados y confusos del protagonista palpitan en cada mirada, la situación política se discute con ingenuidad, la sociedad italiana cambia trágicamente bajo las leyes raciales, las relaciones entre los personajes se alteran constantemente (se aman, se odian , se soportan, se olvidan...)
No es un texto fácil, necesita ser desvelado y puede parecer un desafío en apariencia aburrido; sin embargo, los imponentes muros de la Magna Domus ocultan un maravilloso, rico y fructífero placer literario.
En mi caso, un placer alimentado por la predileccion hacia los ambientes decadentes, lo reconozco, pero disfruto recreándome, una y otra vez, en la punzada de amargura que nos dejan las palabras de Micol :"Il passato ancor di più, il caro, il dolce, il pio passato".

¿Qué somos, sino pasado y humo impreciso del porvenir...?

4 comentarios:

David dijo...

Conocía la película, y de qué trataba (aunque en realidad no la he visto)... sabía que estaba basada en una novela, pero no la he leído tampoco.
El lunes me voy una semanita.
Pórtate bien durante mi ausencia ;-)

koolauleproso dijo...

Leí la novela de Bassani hace demasiado tiempo ya. Tu reseña me invita a recuperarla. No vi la película de De Sica, a pesar de estar protagonizada por uno de mis particulares mitos eróticos, Dominique Sanda. Tengo que ponerle solución...

Lula Fortune dijo...

DAVID: pues la película casi me ha gustado tanto como el libro... una delicia por partida doble. Disfruta. Besos.

KOOLAU: Sí, siempre me ha parecido de una belleza difícil e inquietante... ¿la recuedas en Novecento?
Pues nada, soluciona, soluciona...
Un abrazo.

koolauleproso dijo...

Pues claro que la recuerdo, pero ahí se "enfrentaba" a otro de mis mitos, Stefania Sandrelli. Gracias que no hay que elegir...