-¡Necios! -decía a los transeúntes- ¿Os movéis para ver los muertos? ¿No tenéis espejos por ventura? ¡Miraos , insensatos, a vosotros mismos, y en vuestra frente veréis vuestro propio epitafio! ¿Váis a ver a vuestros padres y a vuestros abuelos, cuando vosotros sois los muertos?
Ellos viven, porque ellos tienen paz; ellos tienen libertad, la única posible sobre la tierra, la que da la muerte; ellos no pagan contribuciones que no tienen; ellos no serán alistados ni movilizados; ellos no son presos ni denunciados; ellos, en fin, no gimen bajo la jurisdicción del celador del cuartel; ellos son los únicos que gozan de libertad de imprenta, porque ellos hablan al mundo. Ellos, en fin, no reconocen más que una ley, la imperiosa ley de la naturaleza que allí los puso y a ella obedecen.
Día de Difuntos de 1836. Mariano José de Larra
6 comentarios:
¿Y...?
Prefiero alguno que le leí de crío en el que alguien venía a pedirle consejo para ser escritor, o algo parecido. Tenía un tono más humorístico.
Yo prefiero celebrar que estoy vivo.
La foto me gusta.
Un saludito.
No me estraña que acabara así el chico con esos pensamientos...
Pues yo estoy muerto despues de la noche de fiesta de Halloween, es que ya estoy mayorcito para acabar a las tantas disfrazaato de mequetrefe ;)
besitos con colmillos
Un genio.... han pasado más de 100 años y se puede aplicar a cualquier época. Salu2
Yo iba a decir lo mismo que Atikus...pero he preferido callármelo.
Sepulcros blanqueados somos.
"Esto es jalogüin, esto es jalogüin", cantaban los paisanos de Jack Skellington. Si en el cine esa fiesta de disfraces no sería nada.
Quedan los templarios saliendo de sus tumbas en "El monte de las Animas" de Becquer, contemporáneo de Larra. Leer aquello, en silencio, a medianoche, de niño. Aquello sí que daba miedo.
Saludos.
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