lunes, 3 de octubre de 2011

PALABRAS

Una vez leí en alguna parte una frase que decía algo así como que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio. Siempre he sido una parlanchina incurable, aún a riesgo de decir inconveniencias o ser considerada una bocazas. Como diría mi tía Carmen: "Esta niña no calla ni debajo del agua".
Sin embargo, hay veces que la melancolía te atrapa como un paisaje vacío cuyo misterio necesitas descifrar. Y te quedas ahí, frente al horizonte, embrujada por lo desconocido, un poco anestesiada ante la vida. Por no valer, no te valen ni las palabras ajenas, ni la literatura, ni los lugares comunes, ni los tópicos, ni nada.
Rebuscas en el fondo de los bolsillos una piedrecita, una moneda, un ticket olvidado, un pequeño tesoro que signifique algo, pero te das cuenta enseguida de que no hay nada que pueda mejorar ese silencio.
Y entonces consuela un poco saberte dueña de los yermos, de los desiertos, del mar, de la noche, de los amaneceres insomnes... dueña de un mundo en el que todo está por nombrar.

5 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Hay silencios elocuentes, un reposo de la mente que propende a lo creativo. Es la música callada.
salud
Francesc Cornadó

Francesc Cornadó dijo...

A propósito de música callada, no puedo dejar de recordar a Frederic Mompou con su extraordinaria Musica Callada para piano.
Salud
Francesc Cornadó

David dijo...

Pues con otras palabras, pero casi podría firmar esta entrada (no te imaginaba "parlanchina"; anda que no he oído veces lo de que no callaba nunca de niño; ni de mayor).
Un abrazo (por si consuela un poco).

eva- escort en valencia dijo...

Los años hacen que aprendas a valorar más lo que vale ser dueña de tus silencios pero como se echa de menos las palabras aunque te hagan esclava. Después de años de aguantar a mi gente decirme que valía pa trabajar en la radio porque no paraba de hablar, deje de hacerlo durante un tiempo, a nadie le pareció mal, a nadie excepto a mi que me he ahogado todo este tiempo sin poder hablar por hablar y dar rienda suelta a lo que llevo dentro. Hace un tiempo que rompí el silencio y ya no puedo coger la dinamica de antes, ya no puedo ser la de antes.

Eduardo Baamonde dijo...

Los amigotes parlotean. Los amiguitos picotean. Los amigos hablan durante un buen rato. Los AMIGOS son aquellos capaces de soportar largos silencios en la mejor compañía posible.