Son unos pendientes normales en apariencia: pequeños, de plata y con forma geométrica. No llamarían la atención por ninguna de esas tres cosas, sin embargo esconden algún misterio que soy incapaz de explicar racionalente.
La primera vez que perdí uno de ellos fue en Venecia, en una placita cerca de Rialto cruzada durante el día por cientos de carretillas que abastecen el mercado desde las góndolas atracadas en en Gran Canal. Por la noche se convierte en un lugar animado, lleno de pequeños bares donde una multitud conversa animosa saboreando un prosecco o un spritz.
Con la emoción de la charla -y las emanaciones de los brebajes, digamoslo todo- debí de hacer algún gesto brusco porque el pendiente salió volando de mi oreja. Ni que decir tiene que lo busqué entre risas durante un buen rato, hasta que decidí apuntarlo en la columna de "daños colaterales" sin darle mayor importancia.
Al día siguiente, el azar quiso que mis paseos erráticos por la ciudad me llevasen de nuevo a aquella placita, esta vez a media tarde. No había nadie y los operarios de limpieza habían regado con mangueras los restos del mercado. Instintivamente miré hacia el suelo al pasar por delante de donde lo había perdido y una vocecita diminuta, en forma de destello plateado, llamó mi atención: allí estaba, algo pisoteado y maltrecho, pero recuperado con gozo y excitación. Me pareció un hecho improbable, increíble, pero sujeto de alguna forma a las leyes de azar.
Hace un mes aproximadamente, al quitármelos para dormir, el mismo pendiente salió despedido hacia alguna otra dimensión de mi cuarto, porque por más que lo busqué en el suelo, debajo de la alfombra, bajo la cama, detrás de la cómoda...el pendiente no apareció. Después de la peripecia veneciana me parecía de lo más ridículo perderlo de esa forma tan tonta y en mi propia casa.
He de aclarar que durante ese tiempo, se aspiró la habitación en numerosas ocasiones, se cambiaron las sábanas, el pijama e incluso yo tengo por costumbre ducharme todos los días.
El miércoles de la semana pasada, después de levantarme, comprobar con hastío que seguía lloviendo y hacer los estiramientos de rigor, mis ojos se posaron en un pequeño objeto que relucía dentro de la cama, todavía tibia. Efectivamente, era el pendiente perdido un mes atrás a más de cuatro metros de distancia espacial y no sé cuántos siglos de ciencia racional.
Nadie sabe darme razón y la verdad, le he cogido un poco de aprensión a los dichosos pendientes.
14 comentarios:
Por si lle sirve de axuda, recoméndolle encarecidamente o seguinte enlace http://www.youtube.com/watch?v=eLTMSECkNWk
Hay que ver... la cantidad de palabrería que gasta una para no reconocer que es una despistada...
Vamos que cuanto más te apetece perderlos de vista más aparecen...qué curiosa historia.
¿Estaba dentro de la cama? ¿Un mes después?
Hay que cambiar las sábanas...
jjajaj,
(no he podido evitarlo)
Te cuento una. (para mí muy bonita)
El le regala a ella un colgante muy bonito, con sus nombres grabados y la fecha y esas cosas del amor.
Están sentados los dos en el momento que él se lo entrega, en un muelle de un puerto, de esos de madera que te sientas con los pies colgando mientras se va poniendo el sol en el horizonte, (imaginatelo)
Música tipo Sitting in the dock of the bay... (iría perfecta)
Ella mira el regalo.
Ella sonríe.
El dice te quiero.
Ella mira otra vez el regalo
Ella le mira a él.
Ella lanza el regalo al mar.
El, alucinando aún dice.... ¿por qué lo has tirado?
Ella dice, así siempre sabré donde estáA mi me parece precioso.
Las cosas de la casualidad...si tan magicos son mandamelos a mi casa que los voy a frotar con la quiniela,...lo mismo engancho una de quince y despues, tu tranquila, que volveran en una urnita de oro, sin compromiso alguno jajaja un beso
La escena que te he contado pertenece a la peli Harold y Maude, una maravilla de peli en mi opinión.
Futblo que bonito.
Sería una pena perderlas Lula, si son las de la foto són bien monas.
Para mí que se quedaron enganchadas en la almohada.
Besitos
Gracias ANÓNIMO, un vídeo ben curioso.
Muy chula la escene la peli FB, pero ya veo que no tenéis sensibilidad (CARRASCUS, CENTOLLO)para los fenómenos paranormales. Si al final voy a tener que contárselo a Iker Jiménez para que alguien me haga caso. Lo de esos pendientes NO es normal, digáis lo que digáis.
Besos EVA, WODE.
Somos sensibles mujeeee...lo que pasa que en un plano muy alejado del femenino ¡sensible a nuestra forma! jajaja un beso
Lula qué bien te entiendo!!!! (Hombres, hombres, hombresssss)
Es que a mi me ha pasado lo mismo con unos pendientes que son precioooosos... pero contaré su historia en el próximo post con fotos para que lean estos descreídos que hay cosas que son... como son....
Pendiente queda lo del pendiente ;)
Besos encontrados.
No te lo vas a creer. Tengo unos pendientes que se han comportado exactamente igual a lo largo de nueve años!!.
De verdad.
En una ocasión perdí uno en un jardín con cesped , de noche en una fiesta con un montón de gente.
Regresé al día siguiente a recoger unas bandejas y a un invitado para llevarlo al aeropuerto. El jardinero estaba regando y habian segado y rastrillado. Le pregunté si por casualidad había encontrado un pendiente , me contestó que no. Cuando me dirigía la coche con las bandejas ...miro al suelo...
En otra ocasió lo perdí de invierno a invierno...había decidido quedarse enganchado todo un año en un jersey de lana..
Otra vez en la peluquería. Lo encontraron barriendo.
Y la mejor para mí pues ni me había dado cuenta de que se me había caido:
Noté algo raro al remover con la cañita el poso de mi mojito...
CARMEN Y MK: No sabéis qué alegría más grande me habéis dado: existe un Más Allá de los pendientes. Ahora estoy segura. Y toda esa panda de insensibles ya puede envainársela ahora mismo.
Gracias otra vez, chicas. Besos y abrazos reencontrados.
ay, Luliña, no sé si denunciarte a la Sociedad Protectora de Pendientes por descuidar tanto al pobrecito :P
Yo no lo descuido, es él que quiere irse y no se decide.
Debe ser que mi lóbulo tiene mucho encanto ;)
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