Un grupo de hombres en paro que viven en ella, que cada día recorren sus calles en cuesta, que hacen de sus bares, trinchera, de sus barras soporte de esperanzas y silencios, que miran los calendarios con recelo y caminana despacio, porque no tienen dónde ir.
Ésta es su historia, una historia de presencias y ausencias, de calendarios antiguos, de buenos y malos ratos, de ratos a secas. Una historia de alcohol amargo y memoria dulce, pegajosa, de silencios, de abandono, una historia de fragilidad y blindajes, de tiernas y calladas esperanzas.
Funambulistas de fin de mes, y de principio también. Funambulistas sin red y sin público, sin aplausos al final, que caminan cada día por la cuerda floja del trabajo precario, que sujetan su existencia con andamios de esperanza y hacen de sus pocas alegrías trinchera, como si ese naufragio del que tratan de ponerse a salvo a diario no fuera el suyo, mientras hablan de sus cosas y se ríen, de todo y de nada en concreto, esperanzados, tranquilos, la mañana de un lunes al sol.
Contra la hipermetropía. Fernando León de Aranoa
2 comentarios:
Recuerdo bien cuando se rodó. Pero fueron muy discretos, y menos la recreación de las cargas policiales en El Natahoyo, en Gijón casi ni nos enteramos.
Por ciero, que los astilleros ya están prácticamente cerrados, y los terrenos que ocupaban, en vías de ser reconvertidos en espacio urbanizable, a mayor gloria de la especulación inmobiliaria (si Santa y Jose se enterasen...)
Recuerdo perfectamente el dia que la ví en el cine en compañía de gente que no entendió nada de nada. ya sabes, gente de mierda con dinero e insensible al dolor ajeno.
El Skyline es muy parecido a como era esto hace no demasiados años.
Un besazo Lulita, y escríbeme hija, que se te echa de menos. Y mucho
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