Derradeira entrega : LIBERTADE
Chegamos a Camb Bay un día de temporal furioso que barría todo vestixio de vida nas rúas valeiras e grises. As arbres tronzaban con violencia, as barcas esnaquizaban contra o peirao e todo arredor tiña un aire espectral. Seguimos unha luciña que nos levou ata un pequeno bar, no que entramos empurrados polo vento enfurecido que apenas nos deixaba camiñar.
Dous homes acodados na barra xiraron a cabeza cara a porta. O máis vello xogaba cun vaso onde bailaba un licor amarelo. A luz dunha lámpada de gas dáballe de cheo nas mans, enormes e enroxecidas, pero apenas lle debuxaba un perfil rochoso na cara.
Ao máis xoven caíalle un cigarro dos beizos mentres nos miraba cun ollo chinado. Levaba un pantalón raído e unha cazadora de coiro eslavaxada.
Cando o home que estaba tras a barra dirixíuse a nós e quedou claro que só buscabamos un aloxamento onde fuxirmos do temporal, os dous homes viraron as costas e seguiron ensimismados no seu silencio.
Ao dono do local chamábano Birdline, e no tempo que estivemos alí nunca soubemos por qué. Non lle gustaban os paxaros e non tiña máis rastro animal na súa vida que un televisor cheo de peixes cun perfecto e simulado fondo mariño.
Alugamos un apartamento enriba do bar e mentres nos levaba escaleiras arriba non paraba de falar. Gostaba dos viaxeiros porque el mesmo estivera embarcado no Sea Spirit máis de dez anos. Trasportaban pedra e materiáis de diversa procedencia, non o quixo aclarar, pero dixo que lembraba con morriña aqueles anos, ainda que sempre desexou voltar xunto da súa Rosita.
A casa estaba fría e os cristáis abaneaban co vento, pero Birdline asegurou que Camb Bay tiña un clima soave e un mar calmo a meirande parte do ano. E os solpores máis fermosos da costa oeste, dixo co seu sotaque sibilante e cantareiro. Despois de nos contar as excelencias da cociña de fornica, das camas gamelas e de que non pasaríamos frío en canto encendéramos os gladiadores, deulle as chaves a Sailor e despedíuse cunha palmetada no ombreiro.
Costou quentar aquelas sabas húmidas pola friaxe, esquecer o asubío de vento que atravesaba as paredes por ocos invisibles, afacerse a aquela cama con fondura que nos facía arrolar ata o centro. Foi unha boa fondura despois de todo. E un bo traballo enchela de bicos . E un bo momento para esquecer do mundo e sucumbir en doces batallas.
Non sei qué hora sería cando espertamos aquel día en medio dun gran silencio. O sol estaba moi alto cando abrín a fiestra para ver o calmo e impresionante mar de Camb Bay.
Este podería ser un bó lugar quedarse, dixen a Sailor.
Esperemos ao solpor.
E así o fixemos.
15 comentarios:
Llegamos a Camb Bay un día de temporal furioso que barría todo vestigio de vida en las calles vacías y grises. Los árboles se partían con violencia, las barcas se destrozaban contra el muelle y todo alrededor tenía un aire espectral. Seguimos una lucecita que nos llevó hasta un pequeño bar, en el que entramos empujados por el viento enfurecido que apenas nos dejaba caminar.
Dos hombres acodados en la barra giraron la cabeza hacia puerta. El más viejo jugaba con un vaso donde bailaba un licor amarillo. La luz de una lámpara de gas le daba de lleno en las manos, enormes y enrojecidas, pero apenas le dibujaba un perfil rocoso en la cara.
Al más joven le caía un cigarro de los labios mientras nos miraba con un ojo guiñado. Llevaba un pantalón raído y una cazadora de cuero desgastada.
Cuando el hombre que estaba tras la barra se dirigió a nosotros y quedó claro que sólo buscábamos un alojamiento donde huir del temporal, los dos hombres se giraron y siguieron ensimismados en su silencio.
Al dueño del local lo llamaban Birdline, y en el tiempo que estuvimos allí nunca supimos por qué. No le gustaban los pájaros y no tenía más rastro animal en su vida que un televisor lleno de peces con un perfecto y simulado fondo marino.
Alquilamos un apartamento encima del bar y mientras nos llevaba escaleras arriba no paraba de hablar. Le gustaban de los viajeros porque él mismo había estado embarcado en el Sea Spirit más de diez años. Trasportaban piedra y materiles de diverso origen, no lo quiso aclarar, pero dijo que recordaba con nostalgia aquellos años, aunque siempre deseó volver junto su Rosita.
La casa estaba fría y los cristles se abanicaban con el viento, pero Birdline aseguró que Camb Bay tenía un clima suave y un mar calmado la mayor parte del año.
- Y los atardeceres más hermosos de la costa oeste, dijo con su acento sibilante y cantarín. Después de contarnos las excelencias de la cocina de "fornica", de las camas "gamelas" y de que no me los pasaría frío en cuanto encendiéramos los "gladiadores", le dio las llaves a Sailor y se despidió con una palmetada en el hombro.
Costó calentar aquellas sábanas húmedas por el frío, olvidar el silbido de viento que atravesaba las paredes por huecos invisibles, acostumbrarse la aquella cama con hondonada que nos hacía rodar hacia el centro. Fue una buena hondonada después de todo. Y un buen trabajo llenarla de besos . Y un buen momento para olvidarse del mundo y sucumbir en dulces batallas.
No sé qué hora sería cuando despertamos aquel día en medio de un gran silencio. El sol estaba muy alto cuando abrí la ventana para ver el calmado e impresionante mar de Camb Bay.
-Este podría ser un buen lugar quedarse, dije a Sailor.
-Esperemos al atardecer.
Y así lo hicimos.
Esas camas con hondonada, con caídita hacia el otro... con caídita romana.
Besos espectantes.
¿porque continuará, verdad?
Y eso de meterse en unas sábanas húmedas y acurrucarse hasta que se calienta uno jeje...estupendo relato, yo también espero esa continuación
Besitos primaverales
Anda , si , que continue , mujer.
Como fué ese atardecer?
Futuro , "caidita romana"? , ahora no caigo..
La caidita romana, era la forma que úsaba Chiquito de la Calzada para decir sin decirlo, "hacer cositas en la cama", o "hacer guarreridas".
Lula lo dijo mucho más bonito, con hondonada que nos hacía rodar hacia el centro. Fue una buena hondonada después de todo. Y un buen trabajo llenarla de besos . Y un buen momento para olvidarse del mundo y sucumbir en dulces batallas
Es que tengo la cabeza un poco saturada de derecho administrativo y fantaseo y me evado con cualqueir disculpa.
Benditos blogs que me dan estos cuartos de hora de descanso cuando necesito desconectar...
Besos Lula y Mk. Abrazo Atikus.
ya.
A batallas de amor campos de pluma.
Cantas gloriosas batallas se terán perdido por mor da tecnoloxía aplicada ao descanso. Eu tamén lembro deliciosos catres imposibles cheos de precipicios e algunha vez ata tiven a sorte de quedar pendurada no cumio da única pata do leito que quedaba en pé. Dende agora maldigo a tódolos LoMónaco e sucedáneos que tantos folgos lle dan aos nosos preguiceiros corpos. Salute Lula.
...y seguro que los escalones de madera crujían cada vez que pisábais uno...
Es el encanto de "las casas de los Munsters", como la (posteriormente) sra. Carrascus y yo las llamábamos cuando no podíamos permitirnos un buen hotel en los viajes.
Vaya , veo que todos tenemos bajo(sobre) nuestra espaldas un
catre-cutre, una casa desangelada y cutre, unos muebles horribles y cutres, una ducha con un hilillo de agua caliente y cutre...
Y un montón de dulces recuerdos que nos lo convierte todo en un palacio de añorada juventud.
Besos a todos y todas: FB,ATIKUS, MK, ANA, ARUME, Sr CARRASCUS y esposa.
¿Será por culpa de esa hondonada lo de mis cervicales?
AH! y tranquilos los curiosos porque esto continuará, por supuesto. Un poco de paciencia.
Non sexas indiscreta, Luliña, e deixa o ordenata: abismémonos nesta fondigallá.
El comentario de Sailor me ha despistado, mas que nada porqué no lo entiendo ;)
Me encanta este relato basado en un hecho real, y no tengo nada de paciencia que lo sepas.
Besitos
Que bonito lo explicas eso de bajo (sobre)nuestras espaldas...
..en busca del tiempo perdido..
FUTURO!! ¿Y tu aqui pensando en "guarreridas españolas" cada cuarto de hora dices..?.
Pero no estabas preparando unas oposiciones ,chico?
Sí mujer, la cocina de "fornica", de toda la vida, yo quiero una igual a esa en la que salen amasando pan, en la peli de "El cartero siempre llama dos veces".
Muy bonito relato, Lula ¿Es una experiencia real personal?
EVA: "fondigallá" es el término asturiano para "hondonada".Es que Sailor tiene ascendentes asturianos... Bicos.
MK: ¡caña al mono! Bicos.
MAD: pues sí, todos los relatos de Lula y Sailor son esencialmente ciertos, cualquier similitud con la ficción es pura coincidencia. Los lugares (con el nombre disimulado), las personas (con el nombre más o menos "inglesizado") y las situaciones (más o menos literaturizadas) todo es real. No tienes más que picar en la etiqueta S&L y tendrás la historia "verdadera " de Lula.Con un poco de imaginación, eso sí.
Besitos nocturnos.
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