jueves, 11 de septiembre de 2008

FINE


Una brisa alocada revoloteó en el campo de santa María dei Frari. No era uno de esos aires calientes que alivia el sofoco con sólo moverse, no era el aire que levanta el vaporetto cuando se aleja canal adentro. Era un aire transparente y límpido que me hizo estremecer. Ya casi ni me acordaba de esa sensación que encoge el cuerpo hacia dentro y que se llama frío.
Era un aire de otoño y aunque no quise hacerle caso y aunque el sol siguió brillando cada mañana y aunque no caían hojas en los fondamenta -porque en Venezia no hay árboles y las estaciones son un delirio, como dijo el poeta- algo empezó a cambiar inevitablemente.

La luz del atardecer seguía siendo dolorosa en su hermosura pero los venecianos llevaban chaquetas cuando salían a tomar sus aperitivos. Había agendas y mochilas en los escaparates de las librerías y el mundo que palpita debajo del Gran Escenario comenzaba a despertar de su letargo.

Riva gli Schiavoni


Podría seguir hablando de mis sitios favoritos, de la Riva degli Schiavoni al atardecer, de la animada via Garibaldi, del imponente Arsenal, del Campiello del Remer y sus vistas lujuriosas al anochecer, empañadas de spritz.

Campiello del Remer



Vista (a la izquierda) del Campiello del Remer, Rialto al fondo

Vista (a la derecha) del Campiello del Remer: Gran Canal


Podría hablar del Spritz, ese maravilloso brebaje veneciano en el que me gustaba sucumbir noche tras noche.


Podría hablar de tardes de lluvia y risas, de impermeables frikis, de todos los tiramisús devorados.




Podría hablar del Café Florián, del Quadri, de Carlo Goldoni y La Commedia dell'Arte, del mercado de Rialto, de los viajes en traghetto, de los cuadros de Tintoretto, de Tiziano.



Interior Café Florian



Pero creo que ya ha sido suficiente.

Porque Venecia es una enorme anaconda que te estruja hasta quitarte el aliento. Un monstruo diabólico de mil tentáculos que te arrastra hacia el fondo de calles oscuras y canales misteriosos.



Te atrae con íntimas palabras y promesas envenenadas porque necesita el tributo de un ser hipnotizado por sus silencios de agua estancada.





Y cuando crees que has conseguido el premio de lo desconocido, que eres el único ser sobre la tierra en el claustro de s. Pietro Maggiore... caes herido de muerte para siempre.

Venezia dejará que tu cuerpo escape en el tren de la tarde, pero tú serás un espíritu sin descanso, vagando eternamente por sus canales y mirando a los gatos frente a frente.



9 comentarios:

Capri c'est fini dijo...

Enhorabuena por estos preciosos posts, la ciudad lo merece y tu pasión lo demuestra. Pero hay que seguir el camino por temor a que la anaconda nos vaya engullendo poco a poco... un precioso fine.

Paco Becerro dijo...

Maravilla...

Hola de vuelta, ya sabes de mis ausencias.

Mil gracias por el imán. (Aún lo tiene Atikus, pero ya me contó)

Me alegro de encontrarte tan bien, tan contenta, tan veneciana y tras un viaje con esas preciosas fotos.

Besos gondoleros

X dijo...

Dan ganas de volver.. Cuanto antes.

Uff!

El Doctor dijo...

Recojo el guante y la pelota.Gracias Lula.No hay ninguna duda de que somos dos soñadores.
Veo que llegas al final de tus crónicas venecianas.He disfrutado mucho con ellas,leyéndolas en mi puesto de trabajo con el último libro de Vila-Matas y de Paul Auster;Un hombre en la sombra y,con tu punto de lectura arrojándome luz.

Te quiero.

Un fuerte abrazo.

Lula Fortune dijo...

CAPRI: gracias por todos tus comentarios. Tienes razón, hay que pasar página porque lo mío ya se está pareciendo a una enfermedad.
Baci.

Bienvenido FUTBLO, cuánto tiempo sin venir por aquí. Gracias por tus palabras y ahora soy yo la que espera tus crónicas zanzibereñas (o como se diga). Un besote.

XABIPOP: ¿volver? si aún no me he ido ;)

FRANCISCO: no digas muy alto lo de que lees en el trabajo, más de uno te envidiaría ;)
Y compartiéndome con Paul Auster, mmmmm! un día de estos tenemos que hablar largo y tendido de Paul Auster.
Baci tanti, caro.

Anónimo dijo...

Dicen los científicos que si un día se termina el mundo solo sobrevivirán las cucarachas... pues yo estoy seguro de que lo harán vestidas con un chubasquero hortera de ésos...

Son incombustibles, joé... después de tantísimos años (recuerdas, Lula, aquella foto que te envié de la góndola?) siguen apareciendo en todas las fotos de Venecia y de otros muchísimos sitios. Y mira que son horrorosos!

Lula Fortune dijo...

El chubasquero es horrible pero no negarás que lo llevo con estilo. Cuando lo llevaba vi a la modelo Heidi Klum y su marido (el negrazo de impresión) por la calle. Y sabrás que ella me miró de reojo con ojos de envidia :)) Tú estate atento a las tendencias del invierno y ya verás lo que se lleva (ja, ja, ja).

atikus dijo...

si mejor para que vaya envidias...esos cocktelessss, y los chocolates...y las noches venecianas, mama mia!!!!

bueno espero poder darte envidia pronto


Besitos chocolateros ,)

desconvencida dijo...

Una ciudad mágica se merecía un relato de tu estancia a la altura, y eso es lo que nos has ofrecido... La conozco de haberla disfrutado apenas un par de días hace ya dos años, pero me muero de ganas de volver, y cuando lo haga tendré muy en cuenta estos post tuyos :)