lunes, 22 de septiembre de 2008

PALMIRO



Hace unos días recibí noticias de Palmiro Calabrese.
Llegaron en un sobre amarillo con la caligrafía picuda y esmerada a la que nos tiene acostumbrados. Era difícil descifrar el matasellos y , como siempre, no traía remite.
Palmiro es un hombre guapo, de complexión robusta y ojos marítimos. La última vez que lo vi, conservaba todavía en su tupida cabellera ciertos reflejos dorados de juventud y ese encanto indefinible, del que puedo decir sin equivocarme, no deja indiferente al género femenino.
De su vida azarosa no puedo ni debo relatar demasiado: uno, porque él no me cuenta más que lo justo y dos, porque en su natural reservado eso sería interpretado como una innecesaria traición.
Me acostumbró a sus silencios y a sus sobres amarillos, siempre llenos de arena de playas, de poemas apasionados, de viejas fotografías, de artilugios oxidados y de voces infantiles.
Yo no le pido más.
La carta del otro día supuraba cierta melancolía y una reflexión, un tanto fatalista, sobre el paso del tiempo. Palmiro reposa convaleciente de una misteriosa amputación (espero que no se moleste por decirlo ) y entre las muchas cosas que contenía el sobre recibido, estaba este relato que transcribo.
Espero su pronta mejoría porque dejaré esta ventana abierta para que la siga inundando de todos los sobres amarillos que quiera.


UN PARTO


(Traducción en el primer comentario)

Hoxe tivemos, por fin, a filla que esperabamos. Sorpréndenme os seus ollos negros, tan abertos, asombrados. Case inquisitivos, como en demanda de explicación. Semella que quixese botarse a falar e a camiñar dun momento a outro. Ilusións de amor materno, paterno.
O parto resultou estrañamente doado. Foi un alustro de dor, unha presión fonda e rápida no ventre, que apenas me mancou. O doiro veloz dunha feliz liberación, a do peso excesivo e o volume inaxeitado, impropio, inconcebíbel. Unha vez que eu mesmo din aceitado a excepcional modificación da miña anatomía no proceso dos últimos nove meses, hoxe vivo con gozosa naturalidade o acontecemento inevitábel, a conclusión natural dunha anomalía inexplicábel. A nena abre os ollos negros e semella querer preguntar. Eu, o pai que a concibiu, non teño outra resposta que a que debuxa no ar o sorriso da miña felicidade.

Palmiro Calabrese, 11 setembro 2008


17 comentarios:

Lula Fortune dijo...

Hoy tuvimos, por fin, la hija que esperábamos. Sorprenden sus ojos negros, tan abiertos, asombrados. Casi inquisitivos, como en demanda de explicación. Parece como si quisiese empezar a hablar o echarse a caminar de un momento a otro. Ilusiones de amor materno, paterno.
El parto resultó extrañamente fácil. Fue un relámpago de dolor, una presión profunda y rápida en el vientre, que apenas me hizo daño. El torrente veloz de una feliz liberación, la del peso excesivo y el volumen discordante, impropio, inconcebible. Una vez que yo mismo conseguí aceptar la excepcional modificación de mi anatomía en el transcurso de los últimos nueve meses, hoy vivo con gozosa naturalidad el acontecimiento inevitable, la conclusión natural de una anomalía inexplicable. La niña abre los ojos negros y parece que quiere preguntar. Yo, el padre que la concibió, no tengo otra respuesta que la que dibuja en el aire la sonrisa de mi felicidad.

The Incredible E.G.O´Riley dijo...

Lo más hermoso que te puede pasar en la vida. Esta vida que cercena ilusiones,sueños y extremidades. Pero que también regala el brillo de unos ojos negros.

Un Bacione, Lulita.

atikus dijo...

debe ser una experiencia única asistir a un nacimiento (y no digamos nada sufrirlo!!) desde luego cuando uno esta malito a se acerca el momento de la muerte también tiene muy presente sus primeros momentos claro, es como si se unieran el principio y el final.

besitos sin fin

Anónimo dijo...

Vaya... qué post más oportuno. Precisamente hoy ha ingresado en la clínica mi sobrina favorita tras nueve meses de espera. Lo que quiere decir que en pocas horas me convertiré en tío-abuelo.

Por si no fuese ya lo suficientemente viejo.

Anónimo dijo...

Precioso relato. Ese Palmiro promete.

Lula Fortune dijo...

CAVALIERE: te pueden pasar muchas cosas bellas en la vida si sabes verlas ;) Bacioni.

ATIKUS: ya lo dijo Quevedo, cuna y sepultura. Te veo un poco cenizo y eso que te vas a ir de vacaciones... un besazo napolitano.

CARRASCUS: anda, anda si estás hecho un chaval. No bailarás como Madonna pero te salen unos post de PM :))))). Biquiños.

ANÓNIMO: espero que Palmiro se anime a pasar por aquí y se lo pueda decir en persona. Un saludo.

El Secretario dijo...

Hola Luliña.

Asistí al parto de mis tres hijos con una notable tranquilidad que, al menos, ayudó a la parturienta madre dolorida.

Pero no. Nada comparable al papel de ella.

En ese y en los meses anteriores y posteriores a ese momento...



Adelante a Palmiro cuasi gardeliano.


Abrazo dado a luz.

Anónimo dijo...

¡Que sorpresa! Encontrarme en tu blog, adorada Lula, un relato de mí tío Palmiro. Y tan especial, tan vivido, tan impactante. Es que la vida de Palmiro está hecha de impacto permanente. Y de sorpresa. ¿Por donde andará ese loco? Cualquiera sabe. Me lo puedo imaginar tanto a orillas de un fiordo noruego como en una aldea remota de Tras Os Montes. Tal vez en casa de su amigo Herminio, planeando cualquier futuro encuentro de artistas y escritores.
Muchos besos, Lula. Sigue tan guapa. Estoy deseando poder aplaudir otra vez tus constantemente renovados modelos de otoño-invierno.
Tonina Calabrese

Lula Fortune dijo...

SECRETARIO: desde luego que no es comparable y realmente no sé si a todas las parturientas les ayuda tener a su pareja al lado. Sé de casos en los que se han caído redondos y hubo que atenderlos a ellos. Veo que no fue el tuyo. Besos palmirianos.

TONINA: qué alegría verte por aquí. No puedo decirte gran cosa de tu tío, ya sabes que escribe cuando quiere y desde no se sabe dónde. Espero que se anime a seguir mandando cosas porque es todo un personaje. Gracias por tus halagos, pero ya sabes que soy yo la que siempre envidié tus fantásticos zapatos rojos.
Un beso de reencuentro.

EvitaBlu dijo...

Todo lo que diga me queda corto, el dolor y la vida y esos ojos negros asomándose al mundo.
Creo que les has hecho felices compartiéndolo con nosotros.
Me encantaria conocer la historia de los zapatos rojos.

Besos de pura vida.

Paco Becerro dijo...

Bonito, asistir a un parto, emocionante, fuerte, duro, precioso.

Me gustó el relato del parto.

Por cierto, tus asas del amor estarán de enhorabuena, pasate a ver...

Lula Fortune dijo...

EVA: aunque es una historia difícil de explicar, Palmiro existe y es verdad que me manda cosas por correo. No creo que se anime nunca a escribir aquí. A su sobrina, Tonina, la conocí en el trabajo hace unos años y me llamó la atención porque siempre llevaba zapatos rojos, en invierno o verano. Un día de estos te cuento la historia completa, es un poco delirante pero divertida.
Besos resignadamente otoñales.

FB: así no hay manera de acabar con las dichosas "asas del amor"!!!!
Besos dulces.

nancicomansi dijo...

Yo entendí una puro fantasía: QUe el que paría era ÉL...en fin, de todos modos, un puro milagro ese de la VIDA...

Un besiño!!!

Anónimo dijo...

Eu tamén o vin así: o paridor era el.

Lula Fortune dijo...

Habéis dado en el clavo, NANCi y ANÓNIMO. A veces la literatura corrige a la vida...o la amplía. Palmiro quedará encantado.
Bicos.

desconvencida dijo...

Vaya porte y elegancia las de Palmiro!

atikus dijo...

Uyyy no sabes lo cenizo que puedo ser...preguntale aL fb :)