lunes, 25 de enero de 2010

DAVID


Me había escurrido sigilosamente hacia una puerta y, cuando me aprestaba a salir y a escapar hacia las habitaciones de mi abuela, mi padre alzó el tono y comenzó a contar algo que tenía que ver con Miguel Ángel. Me detuve y agucé el oído. Era el relato del traslado de la estatua del David a través de las calles de Florencia (...). Durante cuatro días, el gigante de mármol recorrió el camino que separaba el taller del maestro de la plaza de la Señoría. 

Cuarenta hombres tiraban de él, por las callejas (...). Hacían rodar la erguida escultura sobre vigas engrasadas y empleando un sistema de poleas y contrapesos que suspendía al coloso, como una admirable máquina bélica, de una armazón de maderos, y la protegía de los choques. Avanzaba despacio, gravemente, entre la multitud florentina que postergaba su cotidiano ajetreo para discutir la calidad del recién llegado. Todos opinaban, porque en Florencia el arte era un tema de debate popular, como los precios del mercado y la política de la comuna. Avanzaba David y su frente aventajaba a menudo el nivel de los techos. De noche encendían fogatas a sus pies y los adversarios del artista, envidiosos, emboscados, le arrojaban piedras. La envidia y la imbecilidad de cierto tipo de hombres es eterna y se reproduce a lo largo de los siglos con virulencia intacta (...). Y mientras los cuarenta hombres voceaban a compás, tirando de las cuerdas, como si izaran un inmenso velamen (...) pregonaben los vendedores, retrocedían locas las cabalgaduras, desgañitábanse las comadres , sonaba aquí y allá, un laúd, una lira (...) y los jóvenes señores, lujosos y sinuosos como leopardos (...), se ponían a las ventanas con las doradas meretrices, para acariciar al triunfador de mármol blanquísimo que pasaba (...) era como si la augusta Belleza, más fuerte que las mezquindades que dividen a los hombres en exiguos bandos avarientos y ambiciosos, entrara definitivamente en la ciudad del Arno, quietas las manos y palpitantes los músculos en la caja rítmica del cuerpo, para asentar allí su permanente monarquía.
Bomarzo. Manuel Mújica Láinez

10 comentarios:

JLO dijo...

que buena historia... debe haber sido una experiencia eso, si es verdad el relato y no solo novela...

del pitulin hablamos otro dia je...

pop life

Sir John More dijo...

Ese David como obra de arte, mira, pero así, cómo cuerpo, no parece nada del otro mundo... :-p

carrascus dijo...

Hay personas con algo especial que consiguen con su ARTE lo que las personas normales nunca lograremos ni soñar siquiera. Y Miguel Angel era una de esas personas.

Cuando estuve ante el David la primera vez, allá por 1.984, yo todavía no sabía qué era el síndrome de Stendhal, sin embargo sentí en su presencia algo difícil de definir... no era dolor... pero sí una especie de ansiedad... de estar ante una obra, que más allá de ser importante artísticamente, transmitía algo intangible que solo puede provenir del misterio del arte.

Si ya es difícil describirlo, imagínate poder lograrlo. Yo no sé exactamente qué es el arte, pero os puedo asegurar que sí lo he sentido.

koolauleproso dijo...

Fue Germán Ramallo, mi maestro, quien me descubrió esta colosal novela mientras estudiaba Historia del Arte. Me encantó, por supuesto.
A mi vez, puedo recomendarte, por que tiene bastante que ver, las mucho más breves memorias de Benvenuto Cellini, seguro que te gustan muchísimo.

David dijo...

Qué casualidad. Justo ayer me hablaron unos amigos de esta novela, que la relacionaron con la de La vida, instrucciones de uso de Perec. No he leído ninguna de las dos. Pero la de George Perec le estaba encantando a mi amiga. Su compañero no me la recomendó, en cambio (ja,ja). Un saludo.

Lula Fortune dijo...

JLO: qué difícil es saber los límites entre verdad y literatura. Yo he estado en el jardín de Bomarzo que describe el libro, pero de ahí a que pasase todo lo que se narra...Lo maravilloso de la literatura es que puedes contar lo que te dé la gana.
¿Pitulín? jajajajajaja mira que aprendo vocabulario contigo. Besos.

SIR: habló la voz de la sabiduría..ejem...no me tires de la lengua.

CARRASCUS: es verdad, no es sólo que te guste o aprecies una obra de Arte, es una emoción diferente y no siempre puedes sentirla. A mí me pasó con el David, me quedé dando vueltas intentando explicarme qué era eso que me hacía vibrar. Me pasó con las Meninas, después de una restauración espectacular y en Londres, frente a un montaje de Olafur. Creo que es una maravilla poder "sentir" eso aunque no sepamos explicarlo.
Un besazo.

KOOLAU: las tengo por ahí, en lista de espera...ay! el tiempo, qué poquito dura. Bicos.

DAVID: no he leído esa que mencionas, pero Bomarzo me encantó porque me chifla el Renacimiento. Es un tochazo pero la idea de un personaje inmortal que ha vivido todas las épocas, es genial. Las descripciones de Venecia o ésta que he colgado, parecen hechas de primera mano, te sientes allí mismo. Además de todas las reflexiones sobre la belleza, el poder, la corrupción, el amor, la muerte...son fantásticas, viniendo de un personaje cruel y despiadado.
Si te animas, ya me dirás...besitos.

Anónimo dijo...

Dos veces contada por la misma persona. ¡Qué lujo!

MK dijo...

Me emociona doblemente el ver como otras personas se emocionan a su vez con algo que me ha emocionado a mí tambien...

..que mal lo explico.


Pero ya se que me entendeis.
Te leo el párrafo que has escogido y comparto emoción porque imagino a qué y a donde te transporta.
Leo luego el comentario de Carrascus mientras asiento gestualmente con la cabeza.
Y recuerdo una tarde de invierno en una sala del Louvre delante del San Juan Bautista de Leonardo, infinitamente más enigmático para mí que la Gioconda.Y la grandeza de la Victoria de Samotracia , erroneamente emplazada en las escaleras cuando lleva siglos suplicando una pequeña y silenciosa sala para ella sola ligeramente en penumbra.
O todas las tardes pasadas en el Brithis Museum ,delante de los frisos de Tebas y de la leona herida.De las cartas manuscritas de Lawrence de Arabia o de Jane Austen. De los ajuares funerarios egipcios .O soleadas mañanas en el Arqueológico de Nápoles admirando lo bien resueltos que tenian los Pompeyanos los menesteres sexuales y lo explícita de su imaginería.
O quedarme clavadita delante de un Azul Klein , al ladito de un inmenso Pollock .
No quiero parecer pedante.
Pero podeis entender que esto ..ME PONE!.

Soy una auténtica rata de museo,comprendedme.

Licantropunk dijo...

Eso no lo he leído: lo he visto. Un documental, claro, que trataba de cuando hicieron un duplicado para colocarlo en la plaza florentina donde estuvo tantos siglos.
Saludos.

Lula Fortune dijo...

BLONDE : un besito.

MK: unas pueñeteras frikis románticas, eso es lo que somos. ¡Cómo mola!
La leona herida...es verdad.
Un besazo por tantos recuerdos.

LICANTROPUNK: qué susto, ya pensé que tú también eras inmortal. Un besazo.