Durante todos los domingos de este otoño melancólico ha prometido relatarme la excepcional e insólita aventura que vivió a bordo de la Fidèle, una goleta ligera y elegante, capitaneada por el no menos insólito capitán Charlemont.
Como en los viejos folletines decimonónicos, Jim nos mantendrá, domingo a domingo, amarrados al palo mayor de la aventura y dispuestos al abordaje. ¿Quién ha dicho que hay amores imposibles?
¡Leven anclas marineros, la Fidèle relumbra como una preciosa joya esta mañana!
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