Una década después, ella volvió al mismo lugar pero todo era diferente: su mirada adolescente más confusa, anochecía y una niebla fantasmal borraba los contornos de la ciudad.
Pero con ese reflejo que el recuerdo deja en algunos lugares, ella cogió su móvil y marcó el número de Mario. Muy lejos de allí, medio adormilado en el sofá, él recogió la llamada y sintió el desconocido pálpito del tiempo.
Han cambiado muchas cosas a lo largo de estos años, pero Mario y Carolina siguen siendo grandes amigos.
5 comentarios:
El tiempo pasa, inexorable, cambiando muchas cosas, pero hay algunas que son imperecederas.
Un saludo y bonitas fotos.
Hermosa amistad.
Saludos
Qué bonito post. Esto está bien. Me ha gustado mucho y me has dado algo que no hace más que quitarme en el trabajo un personajillo bastante insoportable.
Gracias a los tres por vuestros comentarios.
En efecto, las cosas cambian con el paso de lso años, pero no necesariamente a peor.
Besos.
Me gusta como hablas de tu hija
Publicar un comentario