viernes, 28 de diciembre de 2007

NUNCA MÁIS EN FESTIVO



A Dios pongo por testigo que no volveré a soportarlo.

Podrán mascar en mi oreja, manosear hasta el paroxismo la bolsa de gominolas, podrán sorber la cocacola y arañar como posesos el fondo del cubo de las palomitas. Podrán levantarse para ir a mear en la escena cumbre o comentar a voz en grito cada cosa que vean... porque a Dios pongo por testigo que nunca, nunca volveré al cine en un día festivo.

13 comentarios:

atikus dijo...

ahy Lula tan mal lo has pasado??

vaya!

si, suele estar a reventar, y más en navidad, pero mujer, tempoco es para ponerse asi!!
y si te invito??
bueno...pero no dejes de ir!
bessos de viernes ;)

Anónimo dijo...

Estou avergoñado, Lula. Quen facía todo iso no cine onde vostede estaba era eu mesmo, amosando o meu lado máis salvaxe.

Anónimo dijo...

Que no, Atikus, que no vuelvo. Sólo días de diario y a sesiones de horario intempestivo. Bastante caro es el cine como para no disfrutar al ciento por ciento.
No y no. Acepto gustosa tu invitación...pero un lunes. Besos cinéfilos.

Hola Api, por certo, Bo Nadal que non llo puiden desexar antes. Non creo que vostede faga eso... mentireiro!!

El Doctor dijo...

Es que ir al cine se ha convertido en otro suplicio.La gente no para de comer.No le dan una oportunidad al estómago.Palomitas,bolsas de chuches,latas que se abren ¡psssss!El otro día vi a un anciano,que posiblemente disfrutó en su tiempo con Lo que el viento se llevó,comiéndose un paquetón de palomitas en la proyección de Soy leyenda,que se lamía hasta los dedos.

Que tengas un buen fin de año y próspero año nuevo.
Besos.

Carmen dijo...

Dessde que los cines han vuelto a hacer negocio con las palomitas eso es lo que pasa... Pero hay cines educados en los que la gente guarda respetuoso silencio hasta que acaban los títulos de crédito. Pasa en los cines subtitulados... y está relacionado con la educación del que entra. Por eso, una vez más, tenemos que enseñar a los niños a ir al cine, y de paso dar algún que otro rapapolvo a los mayores que no saben estar... ¡Animo Lula... regaña! (Pero tienes razón, si puedes ir entre semana, mejor!!! ;) Besosssss

Anónimo dijo...

Desde luego, joé... que siempre os estais quejando por tó.

Parece que no habeis sido nunca niños y habeis ido al cine en pandilla, a aplaudir y patalear cuando llegaban los buenos a caballo, gritar cuando los indios iban a sorprender al muchacho de la película, revolcaros por el suelo de risa cuando la situación era cómica, gritar de miedo cuando salía la momia o el vampiro de pega colgado de un alambre que se veía, abuchear cuando el muchacho y la muchacha se pegaban un beso asqueroso de ésos...

Os debeis de haber perdido los placeres de la niñez... dejad que los niños los disfruten, coño, que luego, encima, os quejais de que ya no son como antes y solo disfrutan de las consolas y el ordenador...

Anónimo dijo...

Jajajajajaja :)
Es verdad todo eso, claro que es verdad!
Me gustó mucho, sí, señorita.
Besiños y feliz año!
(Estoy siguiendo tu consejo, el de los Sex Pistols) :)

NoSurrender dijo...

Madre mía, cómo te ha afectado la cosa.

Bueno, a veces hay alguna sala de cine pedante donde sólo proyectan películas checas subtituladas de realismo de los cincuenta. Ahí no ocurren esas cosas y se puede ir en viernes.

Pero, bueno, yo para una noche de fin de semana prefiero el sofá de alguna rubia de piernas infinitas y una ración de pulpo. ¡Que hay tiempo para todo!

Bicos

Anónimo dijo...

Pues sí, claro que he aplaudido y gritado y pataleado...cuando era pequeña. Jamás he comido nada en el cine (ni la merienda). Pertenezco a otra época, no sé si mejor o peor. A los que critico no son niños exactamente, si no adultos hechos "rehechos".
Tampoco es que me pirre el cine checo y sea de las que van de rodillas a ver un documental iraní.
Simplemente me encanta el cine. Me gusta disfrutar de ese aliento colectivo en la escena de más tensión, me gusta disfrutar de los diálogos, del argumento, de las imágenes. Me gusta creérmelo, soñar, ser la Rosa Púrpura del Cairo por unos instantes.Me gusta ir al cine, comprar mi entrada, sentarme en la oscuridad.
Y creo que ya he aguantado bastante: que se levante el de al lado para irse (porque le suena el móvil)cuando Rick le dice que no va a irse de Casablanca...por poner un ejemplo. O que unos niñatos se diviertan tirando al aire los cubos de palomitas en "Hero", por poner otro.
No soy tan cascarrabias( amigos Carrascus, Lagarto)simplemente es que detesto molestar y soy un poco educada.
Besitos ruidosos.


Un enorme abrazo, Carmen, Francisco y Amapolas.

Anónimo dijo...

Fun ver o outro día a película de Son lenda. Non confiaba moito nela, pero o nadal é o que ten. Non vale un peso, pero, en fin, hai algunha imaxe decente. Pero ao que ía: dous ghichos pensaron que como traballaba Will Smith había licencia para descolloarse todo o tempo. Estiveron máis de media hora armando un cristo impresionante, ata que un tipo lles chamou a atención con voz de Suarseneguer. A partir dese momento, puidemos ver a peli. Cando rematou, tiñan todo o chan feito unha merda. Non eran nenos. Os nenos están calados. Estes eran uns impresentables.
Pero, sigo o consello de Lula: nunca máis en festivo.

MK dijo...

Pues yo siempre recordaré a una pareja sentada delante de mi con sus dos hijos de unos cinco y ocho años , viendo "Atracción Fatal"cuando la estrenaron.No me voy a extender en las preguntas de los peques ni en las respuestas que daba preferentemente la madre,ni en las volteretas en las butacas...
SE habían equivocado de cine? De película? o era una especie de nueva tendencia pedagógica?Quien iba a aprender una lección en realidad? Y por una vez en mi vida y nunca más ,me regocijé en una escena de maltrato a animales.
Aquel conejo sumergido en aquella olla hizo que tuvieran que levantarse e irse ...
aquello no era normal...

Anónimo dijo...

Descerebrados, animais de bellota, bestas de carga, ignorantes profundos e maleducados totais, hóuboos sempre. Pero agora semellan moitos máis porque fan ostentación pública da súa condición, antano máis reprimida e agora amosada con orgullo e impertinencia.

Son os signos dos tempos que corren. Incapaces de discernir o que procede do que non procede, imposibilitados para asumir calquera responsabilidade que vaia alén de non perder o emprego, maleducan os fillos na molicie, na intolerancia, na chulería e no consumismo máis desaforado e inmediato.

Os seus únicos modelos sociais son os programas de tele lixo, como o "Diario de Patricia", unha das bazofias máis grandes da TV. Se alí saen seres abotargados e exhibicionistas da súa vulgar obscenidade, por que non imos nós amosarnos tal como somos?

Esta é unha das causas, pero non a única, da proliferación deste especime de seres impresentables, intratables e demenciais.

(Bo e extraordianario aninovo para vostede, amiga Lula)

Anónimo dijo...

Eu é que son un pesado e sempre ando a voltas coa memoria e o seu uso, falando de como a filtramos, a usamos, a recreamos. O do ruído no cine, o jaleo directamente, é consustancial a el desde o principio dos tempos. O cine, como o jazz, ou o rock'n'roll naceron como divertimento da plebe, de barrio, de fin de semana. De momento só o rock permanece como tal (ao mellor, se vivimos o suficiente, inda chegamos a ver a alguén nun concerto dos Stones, que eles si han vivir o suficiente, dicíndolle ao de diante que cale e deixe de saltar). Carrascus di verdade, inda que doa.
Un exemplo: Cinema Paradiso. Sempre me sorprendeu ver cómo xente que vai ao cine como quen vai a misa, a un ritual sacro de "look at me and do not touch me" disfruta con esa película, onde mesmamente se fai un canto a todo o contrario: ir ao cine como quen vai a unha festa, ao bareto da esquina, a unha "festa jolgorrio", onde a peli non é máis que unha desculpa para saír da casa. Así se foi ao cine até que os progres, os intelectuais e xente polo estilo, nos '60, traspasaron os rituais dos entretidos cineclubes ás salas comerciais. Mecagoenbergman.
Agora ben, paréceme estupendo que cada quen faga como vexa e, se non lle gusta, que vaia ao cine cando lle pete.