Creo que fue Dickens el que dijo que la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.
lunes, 27 de febrero de 2012
viernes, 17 de febrero de 2012
LAS MUJERES QUE LEEN SON PELIGROSAS
Buscan la soledad y el recogimiento
Llegan a comprender que hay otros mundos posibles dentro del mundo
Son capaces de mirar de frente a la vida, asaltadas de las mismas incertidumbres que los hombres.
Las mujeres que leen son peligrosas. Stefan Bollman
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Mulleres
viernes, 3 de febrero de 2012
WILL
A. dice palabras como "piélago" "infortunio" "ultrajes" y no estoy muy seguro de que las comprenda, pero pone énfasis, gesticula, arruga su joven ceño, se muerde el labio, se mesa los cabellos y mide las pausas como ha visto hacer a los grandes actores de cine.
J. quiere ser Julieta. No encuentra un Romeo que dé la talla a su envergadura corpulenta, pero eso no parece detenerla. Ha convencido a su mejor amiga, le ha recogido el pelo y le ha pintado una barba. Poco importa la réplica: ella quiere ser Julieta.
B. lleva el pelo rapado por los lados y un pendiente. Llegó hace dos años de Suiza y se arma un lío tremendo con las palabras. Recita envarado, titubeando, pero subido a la tarima parece que todo se le perdonara.
R. dice 'Chespir' y los demás sonríen con la benevolencia de los iniciados. Es mexicano y de piel muy oscura. El verso en sus labios fluye suavecito y extraño, ligero, con una seriedad legendaria. Alguien habla de Otelo y todos lo señalan sin discusión.
Empezó como un juego y ahora me suplican que sigamos, con ese entusiasmo chispeante y efímero que los caracteriza. No tienen una dialéctica muy esmerada y tal vez no aciertan a encontrar el porqué de todo esto, pero lo cierto es que para ellos "Will es el puto amo" y el teatro "mola".
Suena el timbre del final de la clase y salen en tromba con sus mochilas, empujándose y pensando ya en el fin de semana. Lejos, muy lejos suenan tambores apocalípticos, reformas educativas que no cambiarán nada para ellos. Nuevas palabras maquillarán los viejos problemas, pero aquí en el aula, ahora, reina el silencio. Mejor aún, queda flotando el eco de sus voces adolescentes preguntándose por los eternos enigmas de la vida. Qué importa que no tengan muchas palabras para expresarlo, Will se las presta. Ojalá no lleguen nunca las reformas a mi pequeña aula.
Un abrazo, querida Lula, de tu viejo profesor
Lucas Tanner
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Lucas Tanner
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