Mostrando entradas con la etiqueta Poesía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Poesía. Mostrar todas las entradas

jueves, 30 de mayo de 2013

EL SÍMBOLO DE TODA NUESTRA VIDA


Hay noches que debieran ser la vida.
Intensas largas noches irreales
con el sabor amargo de lo efímero
y el sabor venenoso del pecado
-como si fuésemos más jóvenes
y aún nos fuese dado malgastar
virtud, dinero y tiempo impunemente.

Debieran ser la vida,
el símbolo de toda nuestra vida,
la memoria dorada de la juventud.
Y, como el despertar repentino de una vieja pasión,
que volviesen de nuevo aquellas noches
para herirnos de envidia
de todo cuanto fuimos y vivimos
y aún a veces nos tienta
con su procacidad.
Porque debieron ser la vida.

Y lo fueron tal vez, ya que el recuerdo
las salva y les concede el privilegio de fundirse
en una sola noche triunfal,
inolvidable, en la que el mundo
pareciera haber puesto
sus llamativas galas tentadoras
a los pies de nuestra altiva adolescencia.

Larga noche gentil, noche de nieve,
que la memoria te conserve como una gema cálida,
con brillo de bengalas de verbena,
en el cielo apagado en el que flotan
los ángeles muertos, los deseos adolescentes.

De "Los vanos mundos" Felipe Benítez Reyes



martes, 14 de mayo de 2013

MANERAS DE MORIR


Hay muchas maneras de matar.
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda.
Empujarte hasta el suicidio.
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo.
Llevarte a la guerra…
Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.
Bertolt Brecht

viernes, 1 de febrero de 2013

SENCILLAMENTE CAE


Lluvia regen pioggia pluie
crea cúpulas vértigos confianzas
sencillamente cae sobre tus hombros
golpea en el paraguas que no puede
sentir que llueve en cuatro en ocho idiomas
se derrama quién sabe en qué mapa de sueños
con bombardeos llantos y sirenas
con recuerdos que empiezan a chorrear
con árboles que piden y no esconden
la mano o rama o pájaro o deseo
con el débil relámpago de nadie
con el trueno que se metió en su nido
llueve con voluntad igualadora
sencillamente cae sobre tus hombros
aquí y en otras tardes otras noches
con estos goterones o con otros
en inviernos en selvas en esquinas
en umbrales en huellas en abrazos
mojando estas caricias o esas muertes
sin escándalo llueve en las palabras
y hasta en el corazón llueve sin ruido
como plomo como alas como labios
llueve besando llueve como grito
en cuatro en seis en ocho en diez idiomas
en veinte o treinta desesperaciones
como cortina llueve o como cielo
sencillamente cae sobre tus hombros.
Mario Benedetti

domingo, 13 de enero de 2013

A ORILLAS DEL EAST RIVER


I

En esta encrucijada,
flagelada por vientos de dos ríos
que despeinan la calle y la avenida,
pisoteada su negrura por gaviotas de luz,
descienden las palabras a mi mano,
picotean los granos de rocío,
buscan entre mis dedos las migajas de lágrimas.

Siempre aspiré a que mis palabras,
las que llevo al papel,
continuasen llorando
-de pena, de felicidad, de desesperanza,
al fin, todo es lo mismo-,
porque yo las había llorado antes;
antes de que desembocasen en el papel blanquísimo,
en el papel deshabitado, que es el morir.
Dejarían en él los ecos asordados, empañados,
de lo que tuvo vida.
Alguien advertiría la humedad de las lágrimas,
lloraría por seres que jamás conoció,
que acaso no es posible que existieran
aunque estuvieron vivos
en el recuerdo o en la imaginación.
Lloraríamos todos por los desconocidos,
los -para mí -difuminados
en la magia del tiempo.

Contra las estructuras
de metal y de vidrio nocturno
rebotan las palabras aún sin forma,
consagradas en el torbellino helado,
y no me hacen llorar.
Yo ya no sé llorar. ¡Y mira que he llorado!


II

Yo ya no lloro,
excepto por aquello que algún día
me hizo llorar:
los aviones que proclamaban 
que todo había terminado;
la estación amarilla diluida en la noche
en la que coincidían, tan sólo unos instantes,
el tren que partía hacia el norte
y el que partía hacia el oeste 
y jamás volverían a encontrarse;
y la voz de Juan Rulfo: «diles que no me maten»;
y la malagueña canaria;
y la niña mendiga de Lisboa
que me pidió un «besiño». 

Yo ya no lloro.
Ni siquiera cuando recuerdo
lo que aún me queda por llorar.

De "Cuaderno de Nueva York" 1998. José Hierro

martes, 20 de noviembre de 2012

PREGUNTA


¡Oh, mi yo! ¡Oh, vida!, de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales, de las ciudades llenas de necios,
de mí mismo, que me reprocho siempre (pues, ¿quién es más necio que yo, ni más desleal?),
de los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos despreciables, de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo, de las multitudes afanosas y sórdidas que me rodean,
de los años vacíos e inútiles de los demás, yo entrelazado con los demás,
la pregunta, ¡oh, mi yo!, la pregunta triste vuelve,
¿Qué de bueno hay en medio de estas cosas, oh, mi yo, oh, vida?

Respuesta

Que estás aquí, que existen la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama, y que puedes contribuir con un verso.

lunes, 29 de octubre de 2012

PUERTAS

Mi profesora de literatura se llamaba Nieves. Recuerdo su risa, su gesto de falso enfado cuando le discutíamos algo. Recuerdo que le discutíamos mucho y ella se dejaba, que ocupábamos por aquel entonces un aula diminuta y fría en un colegio bien triste y mezquino. Recuerdo que sus palabras pintaban puertas en el aire, puertas por donde escaparse a otros mundos menos mezquinos y menos tristes. Hoy es el aniversario de la muerte de Alberti, su poeta preferido. Compruebo al releer sus versos, cómo ahora son sus poemas los que pintan las puertas por donde asomarse a la memoria. Los ángeles muertos al borde de los precipicios y mi asombro adolescente ante la poesía surgida de la podredumbre y la rabia. Los jinetes galopando hacia el mar, la inutilidad de las palabras cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre, el viejo poeta entrando en aquel primer parlamento de la recién estrenada democracia... ¿quién aquél? el tonto de Rafael.
Aquellas clases con la impaciencia de la vida esperándome a la salida. Este maldito otoño... y  siempre, siempre, la misma impaciencia de la vida esperándome en primavera.


Nos dicen: Sed alegres.
Que no escuchen los hombres rodar en vuestros cantos
ni el más leve ruido de una lágrima.
Está bien. Yo quisiera, diariamente lo quiero,
mas hay horas, hay días, hasta meses y años
en que se carga el alma de una justa tristeza
y por tantos motivos que luchan silenciosos
rompe a llorar, abiertas las llaves de los ríos.
Miro el otoño, escucho sus aguas melancólicas
de dobladas umbrías que pronto van a irse.
Me miro a mí, me escucho esta mañana
y perdido ese miedo
que me atenaza a veces hasta dejarme mudo,
me repito: Confiesa
grita valientemente que quisieras morirte.
Di también: Tienes frío.
Di también: Estás solo, aunque otros te acompañen.
¿Qué sería de ti si al cabo no volvieras?
Tus amigos, tu niña, tu mujer, todos esos
que parecen quererte de verdad, ¿qué dirían?
Sonreíd. Sed alegres. Cantad la vida nueva.
Pero yo sin vivirla, ¡cuántas veces la canto!
¡Cuántas veces animo ciegamente a los tristes,
diciéndoles: Sed fuertes, porque vuestra es el alba!
Perdonadme que hoy sienta pena y la diga.
No me culpéis. Ha sido
la vuelta del otoño.
Rafael Alberti


miércoles, 18 de enero de 2012

BLAISE


En 1913 el poeta Blaise Cendrars publica su Prosa del Transiberiano con ilustraciones de Sonia Delaunay. En su momento fue una publicación novedosa: rompía las fronteras entre la pintura y la escritura y su verticalidad -homenaje a la Torre Eiffel- intentaba provocar nuevas emociones artísticas en el espectador-lector. Era el fruto de una época en la que todo parecía poder romperse, en la que todo debía romperse para resurgir de nuevo. Una época en la que todavía quedaban emociones por estrenar.

Cendrars debía de ser un tipo curioso. Un especimen extinto de hombre lanzado a la vorágine de la vida. ¿Qué se podría contar de alguien que a los dieciséis años se fuga de casa con un traficante, llega a Rusia en plena revolución y se monta en el transiberiano para comerciar en Asia? Un hombre que se vio obligado a cambiar su vocación musical por la literaria cuando un obús le reventó el brazo derecho. La Gran Guerra la llamaron, tiernos ignorantes del futuro:

Mil millones de individuos me dedicaron toda su actividad de un día, su fuerza, su talento, su ciencia, su inteligencia, sus costumbres, sus sentimientos, su corazón. Y he aquí que hoy, tengo el cuchillo en la mano. Palpo una fría verdad que se suma a una hoja cortante. Tengo razón. Mi joven pasado deportivo tiene que bastar. Aquí estoy con los nervios tensos, los músculos estirados, dispuesto a saltar en la realidad. He desafiado al torpedo, al cañón, a las minas, al fuego, al gas, a las ametralladores, a toda la maquinaria anónima, demoníaca, sistemática, ciega. Voy a desafiar al hombre, mi semejante. Un mono. Ojo por ojo, diente por diente. Ahora será entre nosotros dos. A puñetazos, a cuchilladas. Sin piedad, salto encima de mi antagonista. Le doy un golpe terrible. La cabeza está casi separada. He sido más listo y más rápido que él. Más directo. He dado primero. Tengo sentido de la realidad, yo, poeta. He actuado. He matado. Como el que desea vivir.


Hombre intelectualmente inquieto, escribió poesía, novelas, fue corresponsal de guerra, experimentó con collages, se interesó por el cine, colaboró con algunos directores, llegó él mismo a dirigir e incluso actuar de figurante. Se interesó por la literatura africana, viajó a Brasil, Estados Unidos... En 1949, después de casarse con Raymone, el amor de toda su vida, escribe:

Deseaba decir a los jóvenes de hoy que les engañan, que la vida no es un dilema y que entre las dos ideologías opuestas entre las que se les fuerza a optar, está la vida, la vida, con sus turbadoras y milagrosas contradicciones, la vida y sus ilimitadas posibilidades, sus absurdos mucho más capaces de alegrarnos que las idioteces y simplezas de la "política", y que por lo que tienen que optar es por la vida, a pesar de la atracción del suicidio, individual o colectivo, y de su fulminante lógica científica. No hay más posible elección. ¡ Vivir !

Miro su fotografía, su cara de rudo campesino, sus manos grandes, su mirada desafiante, la sencilla indumentaria del que nunca lleva demasiado equipaje y por un instante quiero creer sus palabras. Quiero creer que la vida no es un dilema sino algo sencillo, algo así como un viaje lleno de posibilidades. Quiero creer que Incluso a través de la solitaria estepa siberiana pueden aparecer amaneceres de insospechada y turbadora belleza.

domingo, 6 de noviembre de 2011

NO VOLVERÉ A SER JOVEN

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

GIL DE BIEDMA

lunes, 17 de octubre de 2011

POR LO VISTO

Por lo visto es posible declararse hombre.
Por lo visto es posible decir no.
De una vez y en la calle, de una vez, por todos
y por todas las veces que no pudimos.

Importa por lo visto el hecho de estar vivo.
Importa por lo visto que hasta la injusta fuerza
necesite, suponga nuestras vidas, esos actos mínimos
a diario cumplidos en la calle por todos.

Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida
todavía es posible, por lo visto.

Jaime Gil de Biedma

jueves, 6 de octubre de 2011

ALLEGRO

Después de un día negro toco a Haydn
y siento un humilde calor en las manos.

Las teclas obedecen. Golpean dulces martillos.
El acorde es verde, vivo y sereno.

El acorde dice que la libertad existe
y que alguien no le paga impuesto al césar.

Me meto las manos en los bolsillos haydn
e imito a alguien que contempla el mundo con serenidad.

Izo bandera haydn, eso quiere decir
"No nos rendiremos, Pero queremos paz".

La música es un edificio de cristal en la ladera
donde vuelan piedras, ruedan piedras.

Y las piedras atraviesan la casa rodando
pero todos los cristales quedan intactos.

Tomas Tranströmer
Premio Nobel de Literatura 2011

miércoles, 20 de julio de 2011

ACECHO


Soy el tigre.
Te acecho entre las hojas
anchas como lingotes
de mineral mojado.

El río blanco crece
bajo la niebla. Llegas.

Desnuda te sumerges.
Espero.

Entonces en un salto
de fuego, sangre, dientes,
de un zarpazo derribo
tu pecho, tus caderas.

Bebo tu sangre, rompo
tus miembros uno a uno.

Y me quedo velando
por años en la selva
tus huesos, tu ceniza,
inmóvil, lejos
del odio y de la cólera,
desarmado en tu muerte,
cruzado por las lianas,
inmóvil en la lluvia,
centinela implacable
de mi amor asesino.

Pablo Neruda

lunes, 23 de mayo de 2011

HORIZONTES


Horizontal, sí, te quiero.

Mírale la cara al cielo,

de cara. Déjate ya

de fingir un equilibrio

donde lloramos tú y yo.

Ríndete

a la gran verdad final,

a lo que has de ser conmigo,

tendida ya, paralela,

en la muerte o en el beso.

Horizontal es la noche

en el mar, gran masa trémula

sobre la tierra acostada,

vencida sobre la playa.

El estar de pie, mentira:

sólo correr o tenderse.

Y lo que tú y yo queremos

y el día —ya tan cansado

de estar con su luz, derecho—

es que nos llegue, viviendo

y con temblor de morir,

en lo más alto del beso,

ese quedarse rendidos

por el amor más ingrávido,

al peso de ser de tierra,

materia, carne de vida.

En la noche y la trasnoche,

y el amor y el trasamor,

ya cambiados

en horizontes finales,

tú y yo, de nosotros mismos.

PEDRO SALINAS

martes, 1 de marzo de 2011

MARZO



Hai tardes en que pasa un cabalo sen xinete por diante das
portas. Eu, chamo-te, digo: "Baixa
para que vexas correr esa loucura negra". Hai albas
en que o sol invirte o seu destino e as raíces do lume arden
arriba, matando plumas de ave verde. Hai momentos do
día, cando escampa,
en que se achegan nenos a preguntar por ti para entregar-te
follas rotas
e eu meto cada tesouro nunca caixa de cristal e agardo o teu
regreso.
(...)
Para que marzo chegue
con multiplicados estames amarelos, con lenzos brancos
para gardar aos estames dos fortes líquidos que matan,
continua falando da luminosa mutación natural, esa que
acende o riso nos teus ollos
e construe a memória da vida que comeza.
O lume branco. Álvarez Cáccamo

miércoles, 2 de febrero de 2011

AY, LOLA

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

domingo, 16 de enero de 2011

EN ESTA TARDE...


La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas.
Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
de aguardiente de caña;
tus pies de lento azúcar quemados por la danza,
y tus muslos, tenazas del espasmo,
y tu boca, sustancia
comestible y tu cintura
de abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;
de pronto entran tus ojos traicionados;
tu piel tendida, preparada
para la siesta:
tu olor a selva repentina; tu garganta
gritando -no sé, me lo imagino-, gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo;
tu garganta profunda
retorciendo palabras prohibidas.
Un río de promesas
desciende de tu pelo,
se demora en tus senos,
cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,
viola tu carne firme de nocturno secreto.
Carbón ardiente y piedra de horno
en esta tarde fría de lluvia y de silencio.
NICOLÁS GUILLÉN


jueves, 30 de septiembre de 2010

VENENO

La dulce boca que a gustar convida
 un humor entre perlas destilado,
 y a no invidiar aquel licor sagrado
 que a Júpiter ministra el garzón de Ida,   
 ¡Amantes! no toquéis si queréis vida:      
  porque entre un labio y otro colorado
 Amor está de su veneno armado, 
cual entre flor y flor sierpe escondida.    
No os engañen las rosas que al Aurora
 diréis que aljofaradas y olorosas 
  se le cayeron del purpúreo seno.  
  Manzanas son de Tántalo y no rosas,
 que después huyen del que incitan ahora
 y sólo del Amor queda el veneno.
Luis de Góngora

martes, 28 de septiembre de 2010

LIBRE TE QUIERO


Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

Agustín García Calvo