Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que callo
y empiezo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaron taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De poco a nada, y siempre con viento de cara,
qué largo camino de angustias y silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y plantar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio deformamos la vida.
No nos sirve de nada la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o por corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos apenas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos toca, y un minúsculo
territorio en que vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se escuche
la voz de todos solemnemente y clara.
Gritemos quiénes somos y que todos lo escuchen.
Y al acabar que cada cual se vista
como bien le plazca y ¡despertaos!
que todo está por hacer y todo es posible.
Ara mateix. Miquel Martí i Pol