¡Oh, mi yo! ¡Oh, vida!, de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales, de las ciudades llenas de necios,
de mí mismo, que me reprocho siempre (pues, ¿quién es más necio que yo, ni más desleal?),
de los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos despreciables, de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo, de las multitudes afanosas y sórdidas que me rodean,
de los años vacíos e inútiles de los demás, yo entrelazado con los demás,
la pregunta, ¡oh, mi yo!, la pregunta triste vuelve,
¿Qué de bueno hay en medio de estas cosas, oh, mi yo, oh, vida?
Respuesta
Que estás aquí, que existen la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama, y que puedes contribuir con un verso.