lunes, 8 de noviembre de 2010

BOFETÓN


Salid a pie y recorred, sin objeto, las calles céntricas: observad, y los candidatos al crimen pasional se os presentarán ante la vista...
(...) Notad cómo, en esa esquina, dialogan uno de capita y gorra ladeada y una de pobre mantón y complicado moño... El diálogo se anima: él alza la mano y descarga bofetón redondo... Ella titubea, llora; luego ríe...; ni siquiera pide auxilio: el bofetón está en el programa, y ese bofetón es el preludio de lo que vendrá más tarde, en una hora de exasperación brutal de celos o de soberbia; es el anticipo del navajazo feroz, del estrujón de nuez que rompe el cartílago, del puntapié que desgarra las entrañas, el palo que abre el cráneo, el proyectil que se incrusta en la masa encefálica... ¡Va tan poco del primer maltrato al crimen! La bofetada anuncia la muerte, y las emplazadas, sin embargo, media hora después de haber recibido en la mejilla el golpe y el insulto, se cuelgan del brazo del ofensor y se van con él...

Emilia Pardo Bazán escribió este texto hace algo más de un siglo y ya por aquel entonces achacaba tales crímenes a la falta de educación y cultura en las mujeres. Lo que relata bien podría describir una escena de hoy en día: sin ir más lejos, yo misma presencié algo parecido hace unos meses. En este caso, el hombre desapareció enfurecido después de la bofetada y ella se quedó naúfraga de si misma en medio de aquel bar en el que estábamos. Aturdida, sin saber dónde poner los ojos, acabó acercándose hacia nosostros. Mi amiga y yo recogimos su desorientación y su vergüenza y la escuchamos. Era una chica sudamericana y venía de solicitar los papeles para casarse con el individuo que acababa de propinarle el sonoro golpe. Nunca le había pegado, nos confesó, sólo empujones, gritos, zarandeos... tenía miedo de volver a casa. Llamamos a la policía para que la custodiase a su piso, donde, según nos prometió, recogería todos sus bártulos para buscar otro lugar donde vivir. Se despidió agradecida y nerviosa y la vimos meterse en el coche policial sin perder su mirada de naufragio. No sé por qué pero no la creí.

Puede que doña Emilia tuviese razón después de todo, aunque haya pasado un siglo de escolarización por encima de nosotras. ¿Qué es, entonces, lo que sigue fallando en la educación emocional de las mujeres en pleno siglo XXI?

7 comentarios:

David dijo...

Joder!
No sé... Yo tampoco termino de creerme que fuese a buscar otro lugar.
Muy triste lo que cuentas.
Y sobre tu pregunta... Supongo que será retórica, porque yo tampoco sé que es lo que falla en la educación emocional de un hombre para comportarse así en pleno siglo XXI.
Un saludo.

Sir John More dijo...

Sí, yo también creo que la pregunta no es la correcta, que preguntando sólo por lo que falla en las mujeres no llegamos a ningún sitio. ¿Qué falla en la educación sentimental y general de todo este mundo? Doña Emilia no creo que fuese partidaria de arreglar el problema sólo con hacer mujeres sentimentalmente más fuertes... Para mí que la culpa es del Papa... :-p

Lula Fortune dijo...

Sí, tenéis razón desde luego...
Un beso a los dos.

nancicomansi dijo...

Ya no me acordaba...que bien escribía esa mujer!!!
Y que manera de dar en el clavo...si no fuera por el complicado moño y la capita del tipo, eso es un retrato de hoy mismo!!!
Yo no lo entiendo...o si, me parece...no estoy segura, pero haber si va a ser algo genético que "sortea" la naturaleza entre los varones, de tanto en tanto...
Es que les sale de dentro a algunos, yo no creo ni que sea aprendido...es una furia machacona y prepotente...bueno, no me exriendo más, que mejor lo reflejó doña Emilia.
Y luego están los maltratos psicológicos, esos son más sibilinos...
Que lástima, de verdad...

Un besazo.

Francesc Cornadó dijo...

Una violencia que no cesa y que a algunos ya les parece bien, escuchemos sinó a los obispos, al Papa. Veamos cómo considera a las mujeres la iglesia, veamos el bochornoso espectáculo de la monjas fregando y limpiando por donde pasan los cardenales.
Una vergüenza que no cesa.

Salud

Francesc Cornadó

desconvencida dijo...

Siempre me ha parecido curioso cómo al maltrato doméstico hasta hace dos días (todos recordaremos alguna noticia en tv no tan lejana) se le llamaba "crimen pasional"... lo que hace el lenguaje...

eva dijo...

que falta en la educación de las muejeres y de los hombres...como se puede llegar al maltrato fisico...como se puede llegar a golpear a alguien?...ni tan siquiera a gritar, y curiosamente seguimos con un refran "los amores reñidos son los mas queridos", no lo creo.

bs