miércoles, 1 de diciembre de 2010

SORRISO AMARO


Mario, ci hai fatto divertire (Mario, nos has divertido).
Se oyó en medio de un pequeño grupo de curiosos que se habían acercado a despedir a Mario Monicelli en Roma. Sobre el féretro tres flores: una rosa roja y dos claveles. Una banda de música tocaba Bella Ciao y las campanas de alguna lejana iglesia tañían tal vez por casualidad.

Mientras la protesta estudiantil que está teniendo lugar en Italia en estos momentos, cierra facultades y sedes universitarias, los políticos atribulados se dividen, como siempre. El alcalde de Roma ofrece el Campidoglio para la capilla ardiente. Napolitano pide que se respete su última voluntad y el parlamento se enzarza en agrias disputas sobre la eutanasia. La Liga Nord teme que sea un mal ejemplo para los jóvenes. Pero no habrá funerales, sus restos reposarán en la Casa del Cinema para quien quiera darle su último adiós y su nieto sentencia: "Recordadlo por sus películas".


Mario Monicelli se tiró desede la ventana del quinto piso del hospital en el que estaba internado para tratar un cáncer de próstata. Había perdido prácticamente la vista a sus 95 años.
Los periódicos se llenan de noticias sobre su vida y su abultada filmografía. Trabajó con todos los grandes: Totó, Gassman, De Sica, Mastroiani, Cardinale, Sordi... recibió premios y fue considerado uno de los genios de la nueva comedia italiana. Pero por encima de todo, Monicelli fue un gran observador de la vida: Nuestra mirada era así. Sarcasmo, ironía. El humor es la forma más penetrante de mirar. Un bisturí que va al fondo de las cosas. La comedia a la italiana surgió al contar argumentos muy dramáticos con humor.
Es difícil explicar la muerte, su muerte, pero mucho más difícil resulta explicar la vida. Monicelli lo intentó. Sobrevoló la tragedia con una sonrisa en la que podemos encontrar muchas claves para sobrevivir. Las tragedias, ya se sabe, están reservadas para los grandes héroes, las miserias nos pertenecen a todos.


Así que pensaré que se subió al alféizar de esa ventana para llegar lo antes posible a la estación de tren donde le esperan sus amigos dispuestos a perpretar una absurda gamberrada. Y el corazón de un viejo cansado de la vida palpitará por un instante con la inocencia de un niño. Estoy segura de que Berlanga estará también allí. CLIC
Grazie per tutto, Mario... ci hai fatto divertire...

2 comentarios:

carrascus dijo...

Mala semana para el cine. Nos dejan dos directores que si bien no eran archifamosos si que son bastante recordados. Éste por lo que tú señalas en tu post, e Irvin Kershner por ser un icono de todos los que hemos tenido algo de freakies de "Star Wars", y por devolvernos a Sean Connery haciendo de 007 aunque solo fuese por una vez más.

Francesc Cornadó dijo...

Ciertamente, mala semana.
La sonrisa amarga, (¿la sonrisa nos amarga o la sonrisa es marga?)

Salud

Francesc Cornadó