viernes, 10 de junio de 2011

EL SECRETO DE MIS OJOS

Es tímido. Entró en la sala de prensa con cierto aire de náufrago que no sabe dónde posar la mirada. Enseguida se le acercaron editores y periodistas a los que iba sonriendo y saludando con dulce amabilidad. Cuando sonrie, el semblante levemente taciturno se le ilumina con una chispa infantil, divertida. Me pareció algo más delgado de cómo se retrata en las contraportadas de sus libros. Tenía aspecto cansado como si todo él, no sólo su ropa, estuviese arrugado y trasteado en imposibles avatares viajeros. Y aún así, fue atendiendo dócilmente indicaciones de unos y de otros con una mezcla de fatalismo y humildad.

No sabía yo en ese momento si tendría la oportunidad de entrevistarlo. Si en su completísima agenda, como me explicó la responsable de Anagrama, habría unos minutos para una desconocida revista on line. Confieso que tuve mi instante de pánico. Esa décima de segundo en la que te haces la pregunta que nunca debes hacerte: ¿Qué carajo hago yo aquí?. Para acto seguido responderte: Querida Lula, has viajado más de mil kilómetros para esto, así que siéntate ahí, abre bien los ojos y las orejas y deja de pensar estupideces. Me obedecí inmediatamente.

Niccolò escuchaba cabizbajo, inclinado hacia su traductor, cómo Jorge Herralde se deshacía en alabanzas hacia su obra, cómo anunciaba reediciónes y traducciones. Casi podría decirse que se aburría, que su gesto reconcentrado podría ser una mueca de fastidio y sin embargo, nada de lo que parecía era verdad. Sorprende la tranquilidad y el gusto que encuentra en las palabras, el medido placer con que desgrana detalles hilarantes, la naturalidad con que sus respuestas van afianzando la admiración entre quien lo escucha. Con dos pinceladas llenas de malévola y divertida ironía Ammaniti espantó cualquier posible decepción hacia la realidad de su persona.

Era él, sin duda. El que había hecho brotar, a través de tantas páginas, la ternura en la brutalidad más descarnada, el patetismo de los momentos más sublimes, la risa de la más absoluta tragedia: Ti prendo e ti porto via, Come dio comanda, Che la festa cominci, Io e te...
Todo eso y mucho, muchísimo más, estaba ahora delante de mí, a mi lado... sólo tenía que sentarme y escuchar. Sólo había bastado con creer en los sueños.

Continuará...

6 comentarios:

David dijo...

Pues no he leído nada de Niccolò. La entrada está bien, pero pareces una fan enamorada.
¿Quién es esa chica tan atractiva que está junto al escritor (porque no será el editor)? ¿No podemos verle la cara ;-)?
Un abrazo y buen fin de semana.

NoSurrender dijo...

Vaya, cómo me alegro por ti. Leerte cuando has hablado aquí de él demuestra lo que significa. Enhorabuena por la experiencia, Lula.

Crowley dijo...

Querida Lula,
Como ya te he he comentado de forma privada, no sabes cómo envidio que hayas tenido la oportunidad de estar tan cerca de uno de tus ídolos y, además, poder hablar con él de tú a tú. Si yo pillara a Lynch, a Cronenberg o a Haneke, me los llevaba para casa a la fuerza, jejeje.
Además, hay que alabar tu valentía para hacer un viaje tan largo y codearte con periodistas de medios de comunicación más que conocidos.
Un enorme abrazo y gracias por todo, todo, todo.

Licantropunk dijo...

Enhorabuena. Sueños cumplidos ¿no? Y encima, parece que las distancias cortas no te han defraudado lo más mínimo. Fantástico.
Saludos.

Lula Fortune dijo...

DAVID: pues no sé a qué esperas para pasarte un rato inolvidable leyendo algún libro de Niccolò. Y sí, me enamoro de muchas cosas. Constantemente. Y no, la chica "tan atractiva" que está a su lado no es el editor...je, je.
Besos.

LAGARTO: gracias, no es Bruce... pero puedes imaginar lo que significa...Un abrazo.

CROWLEY: la reportera intrépida a sus órdenes, jefe. :)
Un abrazo... muy, muy fuerte.

LICANTRO. pues sí... siempre nos hacemos una idea personal de los artistas que no siempre coincide con la realidad. En este caso, de verdad, que ha sido una persona encantadora. Una suerte, sí, soy plenamente consciente.
Besos.

MK dijo...

Lo puedo imaginar .Como si me pasara lo mismo con Sam Sephard.