martes, 22 de mayo de 2012

ENSEÑANZA PÚBLICA



Querida Lula, te mando fragmentos de una carta que apareció esta mañana en mi mesa. La escribió un alumno del último curso, un chaval por el que nadie apostaba hace unos años. Quisiera dejarla  aquí como testimonio de esas cosas que van más allá de cualquier cifra. Como testimonio de algo irrenunciable que nunca debemos olvidar: el derecho de todas las personas a una educación libre.

Llegando al final de mi viaje, veo claro todo lo que ha significado este año estudiar la asignatura de Literatura Universal. Además de ayudarme a conocer a los grandes genios de las letras, ha hecho que me sintiera interesado en sus libros y lo más importante, me ha aportado muchos momentos de diversión que permanecerán para siempre en la memoria de mi último año en el instituto.
He leído buenos libros, he visto buen cine, he aprendido a valorar la muerte accidental de un chico por culpa de un bache, he entonado la dama de Shalott, he hecho exposiciones sobre genios como Faulkner, he conocido a Pessoa (aunque algo me dice que nunca lo llegas a conocer del todo), me he quedado hasta las tantas haciendo comentarios de texto... pero sobre todo, he disfrutado muchisimo viniendo a clase. 
Ahora me doy cuenta de que la verdadera victoria íntima, esa de la que nos habla usted siempre, señor Tanner, es que un alumno como yo pueda decir al final de curso que ha aprendido y disfrutado. Y ésta es una victoria que no se podría haber dado fuera de un instituto público.
Mientras escribo esta carta, sentado en el último pupitre (escuchando una de las versiones más preciosas de Knocking in heaven's door) viendo la misma clase llena de fotos de Kerouac, Virginia Woolf, Oscar Wilde, Whitman, viendo a todos mis compañeros, tan diferentes, me doy cuenta de todo lo que estos años han significado para mí. Me invade una sensación de plenitud que se convierte en nostalgia. Sé que mi viaje a otras Ítacas proseguirá fuera de estas aulas, sentiré muchas veces esta nostalgia, pero estos años formarán siempre parte de mí. 
Nos vemos en Yoknapatwpha. Gracias por todo señor Tanner.

Un beso, querida Lula, de tu viejo profesor.

3 comentarios:

Licantropunk dijo...

Leer todo eso seguro que produce una gran educación. Y ni siquiera hará falta entrar a una escuela...
Saludos.

David dijo...

Pues no sé qué decir después del primer comentario... porque entonces esa victoria se puede dar sin estar en un instituto público, concertado o privado.
PD: Yo estoy por la pública, aunque mi hija va a una concertada. Mi hijo continua en el insti, pero mi hija no se adaptó al cambio y se puso pesada con cambiar de instituto y... bueno, parece que le va mejor (no era cuestión de notas; en fin, para qué me voy a enrollar).
Un saludito.

Lula Fortune dijo...

LICANTRO: estoy segura que mi querido profesor Tanner habrá sentido algo más que una pequeña emoción al leer esas líneas. Un beso.

DAVID: Bueno, quizás el señor Tanner haya olvidado decir que este chaval que le escribió procede de un medio social bastante bajo, por no decir precario, que tuvo muchos problemas de disciplina y que repitió algún curso. Sin el apoyo pedagógico, los refuerzos, las aulas de atención educativa, las bibliotecas o los accesos a internet que encontró en el instituto público, posiblemente se hubiera quedado en el camino. Sólo la enseñanza pública garantiza el derecho a la igualdad de oportunidades.
Un abrazo.